ANTE LAS ELECIONES GENERALES
12
DE MARZO DE 2000
Como ciudadanos, de
nuevo, somos convocados a las urnas en las próximas elecciones generales.
Nuestro pronunciamiento habrá de ceñirse a tres opciones:
1) Votar
a una candidatura
2) Votar
en blanco
3) Abstenerse
Todos los ciudadanos,
como electores a los que se empezará a cortejar por unos y otros
partidos, debemos formarnos unos criterios firmes y consistentes, si queremos
tomar una decisión consciente y responsable a la hora de emitir
nuestro voto. Para ello debemos tener en cuenta no sólo los discursos
y las "buenas intenciones" de los partidos políticos recogidos en
sus programas electorales, sino los hechos y la práctica de las
políticas desarrolladas una vez que han alcanzado el poder. Lo
importante no es lo que dicen sino lo que hacen. Y lo que hacen a qué
o a quiénes beneficia ¿Qué intereses son los que mueven
a los políticos en su toma de decisiones?
He aquí una
pequeña muestra de hechos de los últimos años de nuestros
representantes políticos.
-
Escaso interés
en mejorar el grado de democratización de los partidos políticos
y de las instituciones políticas que permita a los ciudadanos
controlar y pedir responsabilidades a sus representantes: las listas
electorales siguen siendo cerradas y no abiertas; los representantes
no tienen ninguna vinculación real con los electores de las circunscripciones
por las que se presentan; el voto en blanco sigue sin tenerse en
cuenta a la hora de emitir el voto y de estar representado en el Parlamento;
las visitas a los barrios, por parte de los representantes políticos,
se limita a la época de elecciones; el escaso interés en
desarrollar la militancia de base en el seno de cada partido político;
la iniciativa popular sólo se considera cuando no lesiona los intereses
de los grupos económicos industriales y bancarios (se aprueba la
ley de propiedad horizontal a propuesta de una iniciativa popular, pero
se rechaza cuando se trata de discutir la ley de 35 horas de trabajo);
el referéndum o consulta popular apenas se utiliza (como
podía haber sido el caso en la guerra de Kosovo para conocer la
opinión de la sociedad sobre la intervención o no de España
en ése u otros conflictos bélicos)...
-
Las políticas
económicas están encaminadas a sustituir al Estado por
el mercado como forma de distribución de los bienes: privatizaciones
de los servicios públicos; reformas laborales que sólo
pretenden la flexibilidad en la contratación o despido de los trabajadores,
fomento de los fondos privados de pensiones,...
-
Se aboga por la
desaparición del Estado cuando se trata de prestar servicios sociales
a los más débiles, pero no cuando se trata de favorecer
a los más fuertes: ayuda de 1,5 billón de pesetas a las
compañías hidroeléctricas; exenciones fiscales a los
fondos de inversión privados; reducción de los impuestos
directos que pagan las empresas en función de lo que ganan, y su
sustitución por los indirectos a los que contribuimos tanto los
ricos como los pobres,...
-
Las directrices
de nuestra política internacional sigue apostando por alinearse
con los más poderosos frente a los más pobres: el objetivo
del 0'7% del Producto Interior Bruto (PIB) para los países empobrecidos
sigue sin cumplirse; en las sucesivas guerras que han tenido lugar en los
Balcanes nuestro país se ha sometido sumisamente a los intereses
de la OTAN; la nueva ley de extranjería defiende más los
intereses económicos y militares de Europa que los intereses de
los inmigrantes...
-
Fomento del clientelismo
político que impide el ejercicio libre, sin influencias, del
derecho al voto.
¿Qué
lectura podemos hacer de estos hechos?
-
Se utilizan los
mecanismos democráticos para llegar al poder, pero una vez en él,
las concesiones y prerrogativas de que disfrutan los representantes políticos
son tales que se convierten en una casta de privilegiados, olvidando
para qué han sido elegidos.
-
Una vez en el poder
usurpan la democracia y la soberanía a los ciudadanos quienes
no disponen de mecanismos para el control de sus representantes y se deben
contentar con el paripé de las elecciones cada cuatro años.
-
Las directrices
políticas obedecen a las consignas neoliberales: Estado que ofrece
el mínimo de los servicios para los más pobres y Estado que
ofrece el máximo de ventajas para los más poderosos; los
beneficios de las empresas son para sus propietarios mientras que las pérdidas
multimillonarias las pagamos entre todos con nuestros impuestos; favorecer
el interés particular por encima del bien común; la
supervivencia de los más aptos y fuertes sobre los más débiles,...
-
Lo que menos importan
son las personas, su dignidad y desarrollo integral: la ideología
neoliberal ha convertido a la persona en un medio más para aumentar
los beneficios y las ganancias, aunque sea a costa de condenar a la pobreza
a 4.500 millones de seres humanos.
Ante esta situación
debemos luchar para:
-
la profundización
en los mecanismos democráticos que permitan un mayor control
y rendición de cuentas de los representantes políticos ante
sus representados.
-
que la democracia
no se quede reducida al consenso, a los mínimos. Cuando la competitividad
se ha adueñado de las relaciones económicas y laborales es
necesario más que nunca recordar que sin justicia social no hay
democracia y que la democracia política sin democracia económica
es un fraude.
-
devolver al Estado
su función redistribuidora. No se trata de elegir entre Estado
o mercado, entre mayor o menor Estado, sino al servicio de quiénes
debe estar la política y las instituciones del Estado: si al servicio
de los más desfavorecidos o al servicio de los más poderesos.
-
desarrollar y crear
asociaciones comprometidas en la transformación de las estructuras
políticas, económicas y militares que están en
el origen de la desigualdad, la exclusión y la marginación
social de las 2/3 partes de la humanidad.
-
la promoción
de militantes libres y responsables, con la suficiente capacidad utópica
como para luchar por el bien común, la justicia social y la dignidad
de la persona.
Acción
Cultural Cristiana
C/ Sierra
de Oncala 7, bajo dcha.
28018
- Madrid
Tel. 91 4781220