CULTURA PARA LA ESPERANZA número 31. Primavera 1998

CONSTRUCCIÓN EUROPEA Y POLITICAS SOCIALES

    UN POCO DE HISTORIA

    El término "Espacio Social Europeo" fue acuñado por el Partido Socialista Francés poco después de su victoria electoral en 1981. El Gobierno socialista presidido por Maurois, inició una política basada en la nacionalización de actividades estratégicas y el protagonismo del Estado en el ciclo económico. La respuesta de la derecha no se hizo esperar. Una verdadera insurrección de las patronales, la fuga de capitales y las amenazas de desestabilización fueron suficientes para disuadir a la socialdemocracia, fácil de asustar por otra parte. El PSF abandonó rápidamente sus veleidades Keynesianas. Este episodio marca el final de las políticas reformistas clásicas en Europa. A partir de aquí y hasta la fecha, el Mercado protagoniza la vida social.

    Al año siguiente, el PSOE ganó las elecciones en España. Ni siquiera se planteó tales experimentos. Pasó directamente a potenciar el Mercado y la iniciativa privada como únicas alternativas a la crisis económica, promoviendo el mayor proceso de desregulación y privatización de la Economía Española moderna.

    A partir del episodio de Francia, las políticas sociales en Europa han tenido dos componentes. Por un lado, la política de cada país que, con ritmos variables, ha consistido en una constante desregulación de los mercados de Trabajo y en políticas de recortes sociales. Por otro lado, a escala Europea, la política social se ha limitado a piadosas declaraciones de intención de los políticos o a textos en los Tratados sin fuerza jurídica ni económica que garantice su aplicación.

    La Comisión Europea en su Informe sobre Política Social en 1989, dio muestras de un optimismo que no ha sido avalado por la realidad: "... con el crecimiento actual de la Economía, en el horizonte de 1995, tendremos 6,5 millones de empleos más y el desempleo estará por debajo del 7%."

    En realidad ha sido al revés, entre 1990 y 1995, el número de desempleados ha aumentado en seis millones, pasando de 12 a 18 millones y constituyendo el 11% de la Población Activa de la Unión Europea.

    En febrero de 1992 se firma el Tratado de la Unión Europea (T.U.E.) en la ciudad holandesa de Maastricht. En este tratado, se establecen unas condiciones de convergencia monetaria que subordinan, no solo las políticas sociales sino, incluso, la propio actividad económica.

    Las vagas declaraciones contenidas en el T.U.E. sobre: "promover el empleo, el progreso de las condiciones de vida y de trabajo, una protección social adecuada, el diálogo social y el desarrollo de los recursos humanos que permita un nivel de empleo elevado, duradero y la lucha contra la marginación" se dan de bruces con las exigencias de contener la inflación y el déficit público que implican la rebaja de los costes salariales y de los gastos sociales.
 

EL KEYNESIANISMO VIRTUAL

    En 1993 se publica el llamado "Libro Blanco" de Jacques Delors. Este plan perseguía la creación de 15 millones de empleos hasta el año 2000 basándose sobre todo en la creación de grandes Redes de Transporte Transeuropeas.

    A pesar de su inanidad, este informe, representa la más acabada expresión de la vaga retórica Keynesiana con la que la Socialdemocracia de Mercado trata de distinguirse de los neoliberales.

    La única solidaridad eficaz es la Solidaridad Activa, que debe inscribirse en una secuencia en la que el crecimiento económico es la condición para la creación de empleo. El crecimiento económico depende de la inversión privada, la cual tiene como condición el beneficio privado.

    La Solidaridad Activa se debe producir entre los que tienen trabajo y los que no lo tienen. Las altas y persistentes tasas de desempleo tienen su origen en la rigidez de los Mercados de Trabajo. Dicho de otra manera, la resistencia de los trabajadores estables a aceptar su flexibilización y la contención de sus salarios, es la culpable de los altos costes que reducen la inversión productiva.

    En resumen, el libro Blanco de Delors coloca al Mercado y al beneficio privado como único principio de realidad. Solo desde dentro de la lógica del Mercado será posible resolver el problema del desempleo. De aquí se derivan dos grandes conclusiones.

    Primera. Siendo el beneficio privado el motor de una actividad económica abierta y competitiva, la estabilidad de la moneda pasa a ser objetivo prioritario. La política económica se transforma en política monetaria. La actividad económica del Estado deberá evitar el déficit pero no aumentando los impuestos de los ricos porque el beneficio privado es sagrado, sino reduciendo los gastos sociales.

    Segunda. El Mercado de Trabajo debe adaptarse a la oferta y la demanda. Los salarios deben situarse en el nivel que marque la relación entre los puestos de trabajo escasos y las abundantes personas que los necesitan. Cualquier actividad que resguarde a la población asalariada de someterse a esta ley, es la culpable de la falta de inversión y por lo tanto del paro.

    El libro Blanco es un buen ejemplo de la ideología del progresismo: Buenas intenciones y sentimientos solidarios ante las víctimas del Capitalismo, pero sin poner en cuestión el Mercado, identificado con la Democracia. Iniciativas para ayudar a los desfavorecidos pero sin poner en tela de juicio la lógica que produce el daño social.

    El progresismo se nutre de dos grandes fuentes. Por un lado, los herederos de un "Marxismo Basura" que pisan el acelerador del capitalismo porque se supone que detrás está el socialismo. Por otro lado, las ideologías que, tras la compasión, solo persiguen su autosatisfacción moral desentendiéndose de las fuerzas que conforman la realidad. Dan pomada a las llagas pero se olvidan de la fábrica de llagas.
 

1997. LA GRAN ESPERANZA SOCIALDEMOCRATA

    Los grandes ejes de la Construcción Europea basada en Mercado y Moneda Unicos no solo se mantienen, sino que en un contexto de alarmante aumento del desempleo, se radicalizan. El ECOFIN, reunido en Verona el 13 de Abril de 1996 proclama "el carácter irreversible de la Unión Monetaria" y anuncia "el estudio de sanciones para asegurar la disciplina presupuestaria en los países que accedan al euro".

    La reunión de los siete países más ricos (EE.UU., Alemania, Francia, Italia, Inglaterra, Canadá y Japón) conocidos como G-7, en Lylle (Francia), a primeros de Abril de 1996, se ocupa por segunda vez en su historia del problema del desempleo en el Mundo (la 1. fue en Detroit en 1994).

    El resumen de sus deliberaciones y recetas contra el paro es el siguiente: "Reducción del déficit público, flexibilización del mercado laboral y eliminación de las trabas al comercio mundial, para acrecentar la prosperidad, el empleo y los puestos de trabajo mejor remunerados. Es preferible que los gobiernos ayuden a los parados a encontrar trabajo en lugar de gastar sus recursos en subsidios de desempleo. Los países industrializados no deben elegir entre agravamiento del paro y desigualdad en los ingresos, sino reencontrar un crecimiento fuerte y procurar que la prosperidad sea bien repartida. Es necesario acabar con las políticas pasivas de empleo (subsidios). Hay que dedicar los recursos a dar empleabilidad al parado. Pagar subsidios solo en último recurso y con criterios individuales y no automáticos. Hay que disminuir los subsidios para incentivar al parado a sustituirlos por un sueldo".

    En este contexto, previo a la cumbre de Amsterdam de mediados de Junio de 1997, se produce la victoria laborista en Gran Bretaña en 1996. Días antes de dicha cumbre una coalición socialista-comunista-verdes gana las elecciones en Francia.

    La presión de los gobiernos de izquierda, mayoritarios en la UE, y la visualización del paro a través de las movilizaciones de miles de parados y activistas que convergen en Amsterdam a mediados de Junio tras dos meses marchando en diversas columnas por Europa, consigue que se incorpore a la agenda de dicha cumbre un capítulo de Empleo. Este capítulo contempla la posibilidad de coordinar las políticas estatales en la lucha contra el paro y de financiar proyectos de creación de empleo. Se decide finalmente en Amsterdam celebrar una cumbre Europea en Otoño, en la ciudad francesa de Luxemburgo, para debatir el problema del paro y las políticas para combatirlo.

    La CUMBRE DE LUXEMBURGO se celebró finalmente el 20 y 21 de Noviembre de 1997. Dicha cumbre debía enfrentar el hecho de que el desempleo ha pasado de 5 millones en 1975 (el 2,9% de la población Activa) a 16 millones en 1986 y 18 millones en 1997 (el 11% de la P.A.). En Francia 12,5%, en Alemania 11,8%, en Italia 12,5% y en España el 21%.

    El desempleo juvenil en Europa afecta a 9 millones de personas; el de larga duración a 4,8 millones. El coste anual en subsidios de desempleo asciende a 35 billones de ptas en los 15 países de la Unión Europea. Para enfrentar esta realidad, el presidente de la Comisión Europea Jacques Santer, reafirmó el propósito de rebajar, de una vez por todas, la tasa de paro al 7%. Esto supondría crear 12 millones de puestos de trabajo en los próximos 5 años.

    Las medidas concretas de la Cumbre, se adaptan a las políticas vigentes en la Construcción Europea y a las recomendaciones de las Instituciones del Capitalismo Internacional. Por eso, no pueden ir más lejos de la filosofía contenida en el Libro Blanco de Delors.

    A pesar de todo, la progresía se felicita porque la Cumbre de Luxemburgo "abre una puerta a la Europa Social" (CC.OO.). "La política europea aterriza por fin en lo social...giro estratégico hacia lo político frente al objetivo economista de un mercado abierto... producto de la presión sindical de los gobiernos de izquierda" (Diego López Garrido PDNI).
 

EL LABORISMO INGLES

    Tras su triunfo electoral la expresión más acabada de esta política se encuentra en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 1999, presentados a mediados de Marzo por el Ministro de Economía Gordon Brown.

    En lo tocante al desempleo, estos PGE contienen dos planos de actuación política.

    Primero.- Una Reforma Fiscal que introduce un Impuesto Negativo sobre la Renta. Para los salarios bajos, el Estado no solo no cobrará impuestos, sino que incluso, pagará un complemento hasta alcanzar un Ingreso Mínimo que rondará las 140.000 pts al mes. Además se mantendrán las ayudas por hijos.

    Segundo.- Una profunda modificación de la protección social proveniente del Estado de Bienestar de los años 60 y 70. Las medidas para esta reforma han sido diseñadas por un equipo encabezado por Frank Field y expuestas en un informe llamado "Papel Verde". El objetivo de la reforma, según dicho informe, es: "Construir un Estado de Bienestar Moderno que, en lugar de atrapar a la gente en la pobreza, ofrezca oportunidades para todos". La idea básica consiste en que quien no trabaja no tiene derecho a ayudas sociales. Quien trabaja tiene asegurado un mínimo que se alcanzará mediante aportaciones del Estado. La protección del Estado se condiciona a tener un empleo. Las Ayudas Sociales se restringen a casos extremos de pobreza en ancianos y niños. Las consignas son: "el empleo paga" y "Ganar con el trabajo". Se trata de impulsar a la gente a buscar, y encontrar, trabajo. Cualquier trabajo, con cualquier salario y en cualquiera condición.

    Como medida de acompañamiento, se realizará una masiva política de formación para el fomento del empleo. Los beneficios consistirán por un lado en la reducción de los gastos de la seguridad social y por otro, en el crecimiento económico producido por el aumento de la demanda, al sumarse salario más subsidio, y por el aumento de los beneficios empresariales.

    Con este plan se produce un cambio de paradigma en la base de las políticas sociales tradicionales de los Estados de Bienestar. Ahora ya no se trata de proteger a las personas desplazadas por la competitividad y el Mercado. La justicia social no se defiende redistribuyendo recursos de los más ricos a los más pobres.

    El paradigma ahora es la "empleabilidad". Las personas deber ser transparentes a las leyes del mercado de trabajo. Para ello, hay que eliminar los obstáculos para que acepten "libremente" emplearse en condiciones legales o ilegales, humanas o infrahumanas. El dinero público, cubrirá los salarios de hambre que paguen los empresarios hasta cubrir un mínimo vital. El Estado transfiere recursos de los pobres a los ricos y exime incluso a los ricos de la obligación de pagar salarios.

    En lugar de gravar los beneficios desmesurados del Capital, para paliar la pobreza y la exclusión, el Estado retira la protección social para poner a los pobres a los pies de los caballos del Capital y obligarles a entregarse por hambre.

    En lugar de obligar al Capital a responsabilizarse con la sociedad de la que obtiene sus beneficios, le exonera de todas sus responsabilidades. Es el socialismo al revés: la socialización radical de los salarios y la privatización radical de los beneficios.

    Desaparece la condición de ciudadano. No hay derechos sociales, políticos, humanos, más que vinculados a la condición de productores de mercancías. La pertenencia ya no es a una sociedad política sino a una gran máquina de producción de plusvalor.

    Esta apuesta de "Progreso" es una salto atrás gigantesco hacia los viejos buenos tiempos del capitalismo del siglo XIX. ¿Qué pasará con quienes no quieran o no puedan encontrar empleo en estas condiciones draconianas? ¿Qué pasa con aquellos para los que la vida solo es supervivencia a cambio de un trabajo sin más fin que engordar el Capital ni más ley que la arbitrariedad del empresario?
 

EL PLAN DE EMPLEO FRANCES

     La base del plan parte de la constatación de que el crecimiento de la economía no es un factor suficiente para acabar con el paro. Defiende como principio las políticas activas de empleo frente a las políticas pasivas de subsidio y propone el impulso del empleo en los llamados yacimientos de empleo y servicios de proximidad.

    El plan contiene una lista de 22 profesiones agrupadas en ocho epígrafes:
 

LA LEY POR LA SEMANA LABORAL DE 35 HORAS

    Tras un amplio debate social y al calor de las movilizaciones de parados, la Asamblea Nacional Francesa aprobó en 1. vuelta el pasado 10 de Febrero la Ley de la Semana Laboral de 35 horas. Votaron a favor los 316 diputados socialistas, comunistas, verdes y radicales. Votaron en contra, a pesar de lo aguado de la ley, los 254 diputados gaullistas, liberales y democristianos.

     Las condiciones que acompañan a esta ley, limitan poderosamente su capacidad de repartir el empleo e incluso, pudieran llegar a ser más beneficiosas para el Capital que para los trabajadores. La ley será de aplicación antes del año 2000 y del año 2002 para las empresas que tengan más o menos de 20 trabajadores respectivamente. Se contempla la aplicación de dicha ley mediante negociación colectiva, rama a rama y empresa a empresa, lo cual redundará en la desprotección de los sectores más débiles así como la posibilidad de contención o reducción salarial a cambio de la implantación de dicha jornada. Finalmente se contempla la posibilidad de cómputo anual, en lugar de semanal, lo que repercutirá en una flexibilización de la jornada.
 

EL ESTADO ESPAÑOL

    En el Estado Español, con una tasa de precariedad y desempleo que dobla la media de la Unión Europea, la patronal, el gobierno del PP y el PSOE no quieren ni oir hablar de dicha ley. Sin embargo numerosas organizaciones y redes sociales, estamos trabajando en una campaña en la que se reivindique, no solamente la reducción del tiempo de trabajo, sino también un salario social que pueda resolver las urgencias de jóvenes, mujeres y parados/as sin protección alguna y que alimentan un sector creciente de pobreza y exclusión social.

     Para que esta campaña contribuya a incorporar en la escena política la verdad de millones de excluidos y parar los pies a la dictadura del Mercado deben cumplirse al menos dos condiciones. Por un lado, que sirva para clarificar la relación existente entre el crecimiento del paro y la desigualdad, con el proceso modernizador que construye una Europa para el Capital y que tiene en la Moneda Única su próxima conquista. Por otro lado, que lo que está tapado, la inseguridad y el miedo de millones de personas precarizadas y paradas, se organice y se haga visible. Que confluya con otros sectores resistentes y consiga impedir el despliegue de esta lógica injusta y violenta que se oculta tras la máscara de la Democracia y la Modernización.

    Impedir que mañana estemos todavía peor que hoy, supone impedir que el Capital sea cada vez más fuerte y libre a costa de succionar la fuerza y la vida de millones de personas. La Moneda Única es la llave para la total libertad de movimientos del Capital. Las condiciones que la hacen posible son las mismas que mantienen un paro irreversible y masivo e impiden la protección de las necesidades sociales.

    Luchar por el reparto del empleo y de la riqueza y luchar contra la Europa de Maastricht y la Moneda Única, son una y la misma cosa. No solo se trata de conseguir unas reivindicaciones elementales frente a un régimen que cada vez es más amenazante para los de abajo, sino que se trata, sobre todo, de no interiorizar las razones del enemigo y de presentarle cara. El camino de resistencia es incierto y difícil. Lo que no es incierto es el camino de mansedumbre y sumisión que nos ha conducido a la debacle actual.

    Esta campaña tendrá diversos planos: Estudio, debate e información a la sociedad. Presentará diversos matices según las distintas fuerzas que la integran y tendrá un denominador común: la lucha por las 35 horas, por ley, sin rebaja salarial y en cómputo semanal. También tendrá una vertiente de organización, confluencia y movilización, consistentes tanto en acciones diversas, como en manifestaciones unitarias el 1 de Mayo y el 7 de Junio.

    Los colectivos agrupados en el Movimiento contra la Europa de Maastricht y la Globalización Económica, pondremos el acento en la necesidad de un Salario Social, única forma de integrar las necesidades inmediatas de la mayoría de los trabajadores, y en la organización y movilización social que exija estas reivindicaciones, así como en la denuncia de una construcción europea regida por las políticas neoliberales.

Agustín Morán

C.A.E.S. Abril 1998

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