CULTURA PARA LA ESPERANZA número 32. Verano 1998
Ruiz de la Peña: Cultura y fe cristiana.
Las reflexiones siguientes se dividen en dos partes: la primera de carácter teórico y la segunda de carácter práctico.
I.- CONSIDERACIONES DE CARACTER TEÓRICO-DESCRIPTIVO
1.- Comienza nuestro autor estableciendo tres precisiones al concepto de "cultura":
a) La distinción entre "cultura" y "civilización técnica" pues se advierte que la técnica es experta en medios pero ignorante en fines, o lo que es peor, presenta los unos como los otros y "esta transmutación es perversa" pues "puede hacer de la técnica una máquina segregadora de inhumanidad". Y así una cultura unidimensionalmente técnica termina siendo anticultura.
b) La idea de cultura debe incluir " una fuerte dosis de ética" (nulla cultura sine ethica), es decir, debe moverse en el respeto absoluto del hombre. La cultura como producto acabado deja tras sí un fieri brutalmente inculto por inhumano: "Si la cultura norteamericana es posible... gracias la incultura centroamericana y suramericana, ¿puede seguir hablándose todavía de cultura norteamericana?"
c) La cultura, su producción y consumo, ha sido monopolio de una clase liberada, y, por tanto, no un bien común sino un lujo escaso y costoso basado en el trabajo y la esclavitud de la mayoría. El saldo de esos 25 siglos es un planteamiento elitista. Pero la cultura como bien de consumo debe socializarse.
En resumen: "La cultura, o es una actividad humanística o no es cultura, sino otra cosa (indoctrinamiento, ideología...). Y citando a Ortega añade que la cultura es un bracear del hombre en el océano de su existencia para no hundirse como humano en el oscuro abismo de lo extra o inhumano.
2.- A continuación se refiere a las relaciones cultura-cristianismo.
El resorte que hace posible la cultura es la apertura del hombre a la trascendencia. La cultura surge por el desbordamiento de la técnica, es decir, cuando cubiertas las necesidades primarias, entramos en el ámbito de lo gozosamente superfluo, de lo abierto y de lo infinito. Hay una raíz común entre lo religioso y lo cultural y ello es certísimo en el cristianismo pues al autocomprenderse como mensaje reconoce "su necesidad de apelar a la cultura" pues ésta es "la instancia
mediadora de transmisión del evangelio", "de la palabra encarnada". Y aventura que un enfrentamiento entre Iglesia y cultura resultaría trágico para aquélla.
Resume la relación histórica entre cristianismo-cultura y anota que ha conocido oscilaciones pendulares, y si durante casi diecisiete siglos todo europeo culto fue producto del pensamiento cristiano, en el otro extremo "los tres grandes acontecimientos en los que se incubó la cultura occidental moderna tropezaron con la incomprensión o la hostilidad de la Iglesia: el nacimiento de la ciencia moderna (Copérnico, Descartes, Galileo, Darwin); la instauración del ejercicio democrático del poder (revolución francesa, proclamación de los derechos del hombre); los movimientos sociales reivindicativos (socialismo, anarquismo, marxismo)".
Y de una cultura cristiana se ha pasado a una cultura anticristiana o postcristiana. Ese tránsito viene propiciado, según la tesis quizás simplista pero sugestiva de Brunner, porque la idea de dignidad del hombre, -de raigambre bíblica: homo-imago Dei-, se fue degradando a partir de la Ilustración y muestras extremas y sangrantes de ese horrible desprecio serían los diversos antihumanismos de nuestro siglo: el stalinista, el fascista y el nihilismo. Y todo Occidente padece hoy una crisis global cuyo detonante ha sido de carácter religioso.
A continuación constata que existen tendencias negativas en la cultura dominante como2
a) Antihumanismo teórico. Asistimos a un triple proyecto reduccionista de lo humano: del sujeto al objeto -el hombre como mero simple compuesto físico-químico-, del hombre al animal -el hombre es un mono que ha tenido éxito- y de la mente al cerebro (que no es sino una compleja máquina). Pero si el hombre no es absolutamente diferente del mono o del robot, ¿por qué no dar un trato igualitario al hombre y a aquéllos? ¿por qué es más grave asesinar a un hombre que matar a un mono o desactivar un robot? 3
b) Nihilismo pesimista. Hay un clima de hastío, desencanto y falta de compromiso que manifiesta "un clamoroso déficit de confianza en la realidad". Pero la esperanza es uno de los componentes del vivir humano.
c) Demonismo técnico. Con ello alude a la "índole potencialmente demoníaca de la manipulación genética, la modelación funcional del cerebro..." y técnicas similares. La ingeniería social insiste en "lo grupal" y condena al conformismo. Asistimos a un proceso de homogeneización (del pensamiento, de la vida) hasta el punto que la disidencia del lobo estepario que se atreve a pensar por su cuenta se paga con la clínica psiquiátrica pues gobiernos y multinacionales lo tienen más fácil con rebaños que con seres libres.
A continuación, y de manera complementaria, el autor analiza otras tendencias positivas de la cultura contemporánea como:
a) El ocaso del cientifismo. Científicos relevantes indican, desde distintos campos del saber, que la fiebre cientifista inició su declive y manifiestan el respeto por "la realidad velada que es nuestro mundo": "si la fe no es un sucedáneo de la ciencia, tampoco la ciencia puede ser un sucedáneo de la fe"; al mismo tiempo crecen las filosofías de la esperanza y los modelos utópicos 4.
b) Democratización y moralización del poder. Emergen hoy, de la conciencia colectiva, valores como la participación, la solidaridad y la eliminación de agravios comparativos entre los
hombres, las clases, los continentes. Asimismo el pacifismo y el ecologismo aumentan su poder de convocatoria.
c) Añoranza de trascendencia. Y aunque aquí no es oro todo lo que reluce,- ahí están los vagos y débiles panteísmos y la Nueva Era- en la conciencia contemporánea se detecta una añoranza de trascendencia, "la nostalgia de lo totalmente otro", un tenaz y alado "rumor de ángeles"
¿Y qué opinión le merece la situación española? En este sentido apunta que "los elementos negativos predominan hoy sobre los positivos" y que aunque producimos una cultura de calidad en la literatura o en el cine, sin embargo "el pensamiento indígena es poco valioso, anacrónico y epigonal" (con ello se refiere a que realmente no es creativo ni nuevo, aunque así nos lo vendan, sino que sigue las huellas y el decir de otras escuelas de pensamiento que frecuentemente han sido rebatidas). Y sentencia que quienes ahora hacen cultura en España "no son cristianos, o si lo son, se les nota muy poco, al menos en líneas generales y salvando siempre las consabidas excepciones". Y cabe añadir otros rasgos peculiares como un robusto antihumanismo, la afirmación de la irracionalidad o la futilidad científica y cultural de lo religioso o la caricaturesca presentación de la religión (cristiana). De otra parte el cristianismo español no cuenta hoy con nombres capaces de enfrentarse a esos gurús de la cultura: "Cuando un autotitulado `filósofo materialista' -se refiere a su paisano Gustavo Bueno- afirma en un espacio televisivo que la astrofísica actual ha demolido el viejo mito de la creación, ¿cómo es posible que ningún astrofísico serio, creyente o no, le salga al paso para denunciar tamaña necedad, tan barato y anacrónico retorno al más burdo cientifismo?". 5
II.- CONSIDERACIONES DE CARACTER PRACTICO OPERATIVO
La cuestión que se plantea es: "¿Cuál ha de ser el papel del cristianismo frente a la realidad cultural de este momento histórico?", o lo que es lo mismo, ¿cuáles son los objetivos de la relación cultura-fe? Nuestro autor establece los siguientes:
1.- "Evitar todo endeudamiento de la fe cristiana en una cultura" pues ha de adaptarse a los cambiantes modelos culturales. El mensaje evangélico, dirigido a todos los hombres de todos los tiempos y lugares, habrá de adaptarse a las variables culturas. El propio Concilio prohíbe la fijación monocultural y de hecho la Iglesia, siendo fiel a su propia identidad, muchas veces "ha hecho cultura, amasando, fundiendo lo heterogéneo y distinto"
2.- " Situarse crítica y activamente ante la cultura dominante, en vez de limitarse a sufrirla pasivamente, anatematizarla dogmáticamente, ignorarla jactanciosamente (que de todo hay en la viña del Señor)". Importantísima para la Iglesia es la "denuncia profética" urgiendo a las culturas el respeto por su componente ético. No hay que olvidar que puede haber una cultura que congele la fe, tan nefasta como una fe que congele la cultura.
3.- Es preciso idear estrategias de acción en tres ámbitos:
a) La universidad (y parece apoyar el debate sobre una universidad católica); b) los medios de comunicación social (y aquí también se impone un debate sobre los vinculados a la Iglesia y sobre la presencia de lo cristiano y de lo eclesial en TV y radio "muchas veces protagonizada por nombres no representativos de la fe de la comunidad"; c) La cultura popular
(la Iglesia debería seguir inspirándola).
4.- Proclamar los elementos básicos de toda cultura auténticamente humana que será tal si se apoya en una buena antropología. Tales serían:
- La consideración del hombre como valor absoluto. Aunque el hombre no es Dios es imagen de Dios. Y esta validez absoluta, concebida aristocráticamente por algunas culturas, es para el cristianismo predicable de todo hombre e implica el rechazo de toda degradación de lo humano.
- La historia como espacio de la libertad humana. La historia tiene sentido, apunta a un fin y está presidida por un logos razonable y benevolente: hay que rechazar, pues, todo determinismo fatalista negador de la libertad humana.
- Primado del ser sobre el tener. Cuando el hombre pierde el sentido de trascendencia, sólo le "resta exprimir ávidamente la inmanencia", lo que da lugar a un consumismo y productivismo a ultranza que hay que rechazar.
- Preeminencia de la "agape" sobre el "lógos". La dignidad humana radica más que en la razón, -que no es necesariamente divina-, en el amor, -que sí lo es-. Sólo la razón arraigada en el amor se muestra mas razonable y más fértil a nivel cultural.
- Rehabilitación del papel nutricio de la tradición ya que ésta es la "memoria de la historia: lo que el hogar paterno es para el niño, eso es ella para la humanidad". Y si el niño no deviene hombre sin la familia, la humanidad no madura sin memoria.
- Apertura a la trascendencia. La realidad que se autoclausura se asfixia y firma la sentencia de muerte no sólo de la religión sino también del arte -forma suprema de cultura-: "la pérdida de la pulsión hacia lo trascendente es la pérdida de la pulsión hacia lo bello".
Y concluye estas sugestivas reflexiones animando a los creyentes a cooperar con otros grupos en la promoción de una auténtica cultura al tiempo que urge a "recobrar la confianza en la capacidad de la fe para incidir positivamente en la configuración de la cultura".
ROGELIO PEREZ
1. En el último y magnífico libro que él pudo publicar, Crisis y apología de la fe. Evangelio y nuevo milenio, Sal Terrae, Santander, 1995, se refiere ampliamente al mismo tema bajo el epígrafe de "el lado oscuro de la cultura actual", págs. 17-60. Lo recomendamos vivamente al que quiera ampliar estas nociones telegráficas.
2. La dialéctica sujeto-objeto, hombre-animal y mente-cerebro constituyen los tres primeros capítulos de uno de sus primeros libros, Las nuevas antropologías. Un reto para la antropología, Santander, 1983, páginas 17-173, buena señal de que la dignidad humana siempre fue para él un tema de honda reflexión y preocupación.
3. También del desafío cientifista se ocupó ampliamente en el libro citado Crisis y apología de la fe, págs. 115-167.
4. De nuevo recomendamos el libro citado porque se refiere específicamente a "la situación española, a los modelos de
racionalidad con que opera nuestro actual pensamiento increyente", págs. 65-105, y confesamos que son, en medio de tanta superficialidad, desatino, pose, esteticismo y frivolidad cultural las páginas más valientes, a la par que refrescantes, moderadas y veraces que hayamos leído sobre el tema, y donde muestra hasta la saciedad que "el pensamiento indígena es poco valioso, anacrónico y epigonal". Ahí él sí se enfrenta valientemente a esos intocables de la cultura española.