CULTURA PARA LA ESPERANZA número 35. Primavera 1999

La dignidad del trabajo: un valor sacrificado al mercado

   El 1 de Mayo representa la lucha histórica de los trabajadores por el derecho y el deber a un trabajo digno que permita a la persona proveerse de los medios necesarios para su subsistencia y la de sus familiares.

    Esta lucha sigue teniendo sentido hoy porque se sigue atacando directamente a la dignidad de los trabajadores en nombre de una falaz “libertad de mercado”.

   CONSTATAMOS:

    Que el sistema neoliberal ha convertido el trabajo en una mercancía más, sometida a las mismas leyes mercantilistas de la rentabilidad, la competitividad y el beneficio, anulando así la dimensión personal del trabajo como vocación y desarrollo de las cualidades y capacidades de cada persona. 

    Se ha invertido la relación humana entre el hombre y el trabajo: en lugar de estar el trabajo al servicio del hombre, es el hombre el que está al servicio del trabajo.

    La existencia de jóvenes que no llegarán a conseguir un empleo, sin proyecto de futuro, convirtiéndose en personas pordioseras, suplicantes de un trabajo, el que sea, aunque sea explotado, con una respuesta nula por parte de los trabajadores, resignándose a que “las cosas son así”.

   DENUNCIAMOS:

   Un poder político que permite y encubre la precarización del trabajo, fomentando los movimientos de capitales y el auge de las multinacionales por encima de los derechos de los trabajadores.

   Unos sindicatos cada vez más burocratizados y colaboracionistas que permiten, mediante pactos con el gobierno y los empresarios, una mayor flexibilización del mercado laboral.

   La creación y potenciación de las empresas de trabajo temporal, instrumentos altamente eficaces en el recorte de los derechos laborales, que hacen cada vez más precario el trabajo.

    El enfrentamiento de los trabajadores, sometidos a las condiciones impuestas por el sistema capitalista, que sustituye indiscriminadamente el trabajo humano por nuevas tecnologías, en una búsqueda insaciable de ganancias.

   A nivel internacional, las políticas neoliberales se traducen en salarios míseros, esclavitud infantil, falta de derechos sindicales y explotación sin límites.

PROPONEMOS:

   La creación de una nueva cultura cuyo fin último sea el respeto a la dignidad del hombre, como trabajador y como persona.

   Desmontar la agresividad competitiva mediante un cambio cultural que haga que las relaciones sean cada vez más humanas, como primer paso hacia una verdadera paz y justicia social.

   Descubrir que el enemigo ya está metido dentro de nosotros, que el sistema neoliberal no es sólo un agente externo, sino que lo llevamos dentro, y es contra el contra quien tenemos que luchar.

   La competitividad a ultranza debe ser rota por la solidaridad: Del Norte con el sur, de la ciudad con el campo...

   Romper con la economía neoliberal, la especulación y la demagogia política, promoviendo experiencias autogestionarias que, desde unas formas de vida austeras, sean muestras de solidaridad con los más
necesitados de nuestro mundo..

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