CULTURA PARA LA ESPERANZA número 36. Verano 1999.

La Deuda Externa vista desde el Sur

   Con frecuencia se ponen en marcha iniciativas en los países del Norte relativas a las condiciones de vida, la dependencia económica y cuestiones sociales relevantes sin tener en cuenta la manera en que se ven esas materias las personas más directamente implicadas.

   La campaña sobre la deuda externa en la que participan activamente 250 organizaciones en el Estado español pretende salvar este obstáculo y dar voz a las organizaciones de los países endeudados en representación de la población más afectada por el endeudamiento externo y las relaciones económicas internacionales. De hecho, existen campañas de trabajo en más de 50 países en los cinco continentes. De éstas, más de la mitad se encuentran en países endeudados, que, además han agrupado sus posiciones en torno a plataformas continentales. Así, existe una plataforma latinoamericana Jubileo 2000 y una plataforma africana Jubileo 2000 ya trabajando. En el caso de Asia, si bien no existe un plataforma regional, existen campañas nacionales en contacto constante y con un elevado grado de reflexión.

   El conjunto de las campañas en marcha comparten una visión acerca de la naturaleza injusta de gran parte de la deuda externa de los países del Sur, creen que la población de esos países debe ser emancipada de deudas que no contrajo y de créditos de los que no se benefició y se muestran convencidas de que una condonación amplia, vinculada a mayores inversiones en el bienestar de los pueblos es una condición necesaria para alcanzar un horizonte de crecimiento económico justo y equilibrado y, en consecuencia mayores cotas de desarrollo. Una condición necesaria pero no suficiente, pues es preciso poner en marcha mecanismos de control futuro del endeudamiento y reconducir aspectos concretos de las relaciones internacionales, en particular relacionadas con el comercio internacional, los mercados de capitales,...
 

   Nuestro objetivo con este documento es dar a conocer como se percibe la cuestión de la deuda desde la sociedad civil de los países endeudados. Esperamos contribuir a entender aquella visión y a enriquecer la nuestra.

   II. DECLARACIÓN DE TEGUCIGALPA

   Plataforma Latinoamericana y Caribeña Jubileo 2000: sí a la Vida, no a la Deuda

   La deuda externa del llamado Tercer Mundo, por su exorbitante monto y velocidad de crecimiento, por el empeoramiento de sus condiciones, excluye del desarrollo económico y social a cuatro quintas partes de la población mundial. Esta deuda es expresión directa del injusto orden económico internacional, resultado de la larga historia de esclavitud y explotación a la que han sido sometidos nuestros pueblos.

   La deuda externa de América Latina a mediados de la década del 70 ascendía a unos 60 mil millones de dólares, en 1980 a 204 mil millones, en l990 era de 443 mil millones de dólares y se calcula alcance en l999 alrededor de 706 mil millones de dólares, que requerirían de unos 123 mil millones para el pago de su servicio. Sólo por el concepto del servicio de su deuda externa, la región pagó entre 1982 y 1996 la cantidad de 739 mil millones de dólares, es decir, una cifra superior que la deuda total acumulada (Fuente: World Bank's Global Development Finance, 1998).

   En estas circunstancias, la deuda externa ha sido y es impagable, ilegítima e inmoral

   Es imposible de pagar, matemáticamente no hay fórmula para hacerlo. Dos décadas completas de refinanciamientos imposibles de cumplirse por parte de los países en desarrollo lo demuestran fehacientemente

   Es ilegítima porque se originó en buena medida por la decisión de gobiernos dictatoriales, no elegidos por el pueblo, y también de gobiernos formalmente democráticos pero corruptos. La mayor parte de ella no se usó en beneficio del pueblo al que hoy se pretende obligar a pagar.

   La deuda es también ilegítima porque creció al amparo de tasas de interés y condiciones de negociación impuestas por los gobiernos y bancos acreedores, que negaron reiterada y abusivamente el derecho de asociación de los gobiernos deudores, mientras que ellos lo hacían a través de verdaderos sindicatos de acreedores (Club de París, Comité de Gestión) y respaldados por la coerción económica del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. La consigna era clara y determinante: ustedes negocian solos, nosotros negociamos en masa.

   Es inmoral pagar la deuda externa, además porque para hacerlo los gobiernos de nuestros países tienen que destinar un altísimo porcentaje del presupuesto del estado, afectando principalmente los programas sociales, los salarios de los trabajadores y trabajadoras, generando desempleo y afectando gravemente el funcionamiento de la economía. Existe una enorme deuda social en la salud, educación y nutrición del pueblo. Los Estados gastan hoy 60% menos por habitante que en 1970. Por otra parte, el tratar de aumentar las exportaciones conduce a sobreexplotar nuestros recursos naturales en forma tal que se afecta más y más el equilibrio ecológico de nuestros territorios y se pone en peligro la vida misma de las futuras generaciones.

   La deuda es justificación además, para mantener las políticas neoliberales que constituyen un sostenido mecanismo de dependencia mediante los conocidos ajustes estructurales.

   Las operaciones de rescate efectuadas por los acreedores, con el concurso del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, hasta la iniciativa para los Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC), sólo han servido para garantizar la continuidad de los mecanismos de endeudamiento.

   Desde el punto de vista jurídico, insistimos que la legislación internacional y nacional sobre la deuda en gran parte no cumple su función principal de garantizar la convivencia pacifica. Normas jurídicas que atentan contra ese objetivo supremo de la ley, obran en contra del interés general, ponen en peligro la paz social y carecen por ende de una legítima razón de ser. Usura y anatocismo (cobro de intereses sobre intereses) deben ser prohibidos. Prácticas monopólicas de los bancos, de las instituciones internacionales y de gobiernos del primer mundo son ilegales, tanto como la negación de la libre asociación de los países endeudados. Corrupción sistemática y casi legalizada, la fuga de capital y los "paraísos fiscales" forman parte integral de los problemas jurídicos en cuanto a la deuda externa.

   El Jubileo en la Biblia (Lev. 25) busca restablecer la justicia entre acreedores y deudores, así como la paz y la armonía en la sociedad humana, la naturaleza y el universo; y eliminar la servidumbre que causaron las deudas.

   A las puertas del tercer milenio, tomando en cuenta la situación insoportable en que viven nuestros pueblos e inspirados en la enseñanza bíblica del Jubileo, ponemos en marcha la Campaña Latinoamericana y Caribeña Jubileo 2000, que se inserta en el movimiento internacional que promueve la anulación de las deudas de los países empobrecidos del mundo para el año 2000.

   Jubileo 2000 Latinoamérica y el Caribe exige:

   - Anular, en el año 2000, la deuda inmoral e ilegítima de los países del tercer mundo bajo los siguientes principios:

   - Transparencia en el proceso e inclusión de todas las partes.

   - Para futuras negociaciones: limitación del servicio de la deuda externa a un porcentaje no mayor del 3% del presupuesto anual de cada país, tomando en cuenta el precedente del Perú en 1946 y de Alemania en 1953.

   - Integralidad y coordinación de todas las partes involucradas, tomando en cuenta el Derecho de Insolvencia de países como Estados Unidos que regula el procedimiento de insolvencia de las corporaciones comunales.

   - Derecho de solicitud por cualquiera de los países deudores. Los acreedores y deudores nombrarán un mismo número de jueces para un Jurado o Tribunal de Arbitraje. En el caso de los deudores se hará con amplia participación de todos los sectores de la sociedad.

   - En casos particulares, cuando el Tribunal de Arbitraje así lo considere, podrá crearse un mecanismo que permita estudiar posibles anulaciones parciales de la deuda, considerando los distintos niveles de endeudamiento, el origen de la deuda y las condiciones de pobreza de la población.

   - Tomar en cuenta en el proceso de anulación de la deuda, la imperiosa necesidad de asegurar el derecho al desarrollo de América Latina y el Caribe, Africa y Asia en conjunción con el cumplimiento de todos nuestros derechos humanos como personas y como pueblos y el fin de la impunidad ahora reinante.

   - Realizar una amplia auditoría del proceso de endeudamiento de cada país a través de tribunales locales; con participación de los organismos de la sociedad civil, que garantice la transparencia y la información para todos los ciudadanos y ciudadanas.

   - Asegurar que los recursos liberados de la deuda externa sean usados para rescatar la deuda social y ecológica con nuestros pueblos en planes y programas de desarrollo humano, principalmente de generación de trabajo digno; de fortalecimiento de políticas sociales de educación, salud y seguridad social; y de protección del medio ambiente; teniendo en cuenta su impacto en los grupos vulnerables particularmente los niños y niñas, los ancianos y ancianas, las mujeres en general, y los y las indígenas; y garantizando la activa participación de la sociedad civil, desde el diseño, ejercicio, seguimiento y evaluación de todo el proceso.

   - Transformar el actual sistema económico y financiero mundial de tal manera que esté al servicio de los seres humanos y se base en relaciones internacionales de justicia, equidad y solidaridad entre los países y pueblos. En este contexto hay que fortalecer a los organismos políticos de Naciones Unidas restituyéndoles las funciones de definir las políticas que les han sido usurpadas por los organismos ejecutivos.

   - Rechazar totalmente el Acuerdo Multilateral de Inversiones, por la subordinación absoluta que implica de los hombres y mujeres, pueblos y naciones ante la lógica del mercado y del capital.

   Llamamos a las campañas de los países acreedores a que apoyen las demandas establecidas en nuestra propuesta. Especialmente, llamamos a las campañas del Norte para que nunca propongan resoluciones o leyes sobre la deuda que incluyan cifras específicas y mucho menos que éstas sean menores a las que estamos demandando.

   Llamamos a los pueblos de América Latina, el Caribe y del mundo a generar nuevas relaciones de poder en todos los niveles de la sociedad, que garanticen la lucha permanente contra cualquier forma de injusticia, violencia y discriminación.

   Optamos decididamente por la Paz con Dignidad y Justicia. No a la deuda, Sí a la Vida.
   Tegucigalpa, 27 de enero de 1999.

   Coalición Latinoamericana y Caribeña Jubileo 2000:
   Miembros: Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Venezuela.

   III. DECLARACIÓN DE ACCRA

   Nosotros, participantes de Africa, Asia, Europa, América Latina y del Norte en la presentación de la Campaña Jubileo 2000 que ha tenido lugar del 16 al 19 de Abril de 1998, habiendo reflexionado y discutido sobre la crisis de la deuda en Africa y sus efectos sobre la población y sobre el continente:

   CONSIDERANDO

   - Que las causas profundas de la Deuda Externa de Africa están ligadas a la Historia de la esclavitud y colonialismo del continente.

   - Que la crisis de la Deuda está relacionada con un injusto sistema internacional, tanto de comercio como en el plano financiero.

   - Que las políticas establecidas para el pago de la deuda externa suponen un injustificable sistema de control del destino del pueblo africano.

   - Que Africa ha pagado vía servicio de la deuda una cantidad superior a los préstamos originalmente contraídos. Actualmente por cada dólar que entró ha salido de Africa 1,31$.

   PERCIBIMOS

   - El fallo continuado de las políticas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en cuanto a las prescripciones para Africa.

   - Que las Instituciones Financieras Internacionales son ineficientes, antidemocráticas, no transparentes e inexplicables en sus relaciones con Africa y socavan nuestra soberanía.

   - Que la deuda externa es, simplemente, impagable y que Africa continuará con su economía cautiva y con su capacidad de desarrollo bloqueada, a menos que la carga de la deuda no sea eliminada.

   PREOCUPADOS POR

   La inoperancia de los gobiernos africanos para aliviar y no digamos eliminar la pobreza de las poblaciones.

   CONVENCIDOS

   De que la condonación de la deuda externa, como en el caso de Gran Bretaña y Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, tendría un impacto insignificante sobre los mercados y las Instituciones financieras internacionales.

   DEMANDAMOS

   - La inmediata e incondicional condonación de la deuda externa africana.

   - Que los fondos liberados por la condonación de la deuda sean canalizados a servicios sociales, en particular, Educación, Sanidad y Vivienda.

   - Que la responsabilidad y el buen gobierno guíen la contratación de préstamos en el futuro.

   - Que la transparencia y la democracia se establezcan en las estructuras y las operaciones de las instituciones financieras y de préstamo internacionales.

   - Que el actual sistema de comercio internacional se reestructure y modifique para liberar recursos para el desarrollo de los pueblos.

   - Que la sociedad civil sean consultadas por los gobiernos y las instituciones financieras y participen activamente en las operaciones de préstamo.

   PARA ESTE FIN LLAMAMOS

   - A la formación de coaliciones y campañas nacionales representativas de la sociedad civil de Africa para conseguir una activa movilización con vistas a conseguir la condonación de la Deuda Externa.

   - Que las religiones cumplan su mensaje profético de la defensa de los que no tienen voz.

   - Que las otras Campañas Jubileo 2000 se solidaricen con la Campaña africana.

   FINALMENTE

   Dedicamos nuestros esfuerzos para el Jubileo 2000, a conseguir la eliminación de la Deuda Externa consiguiendo de esa manera recursos para el desarrollo humano en el momento de entrar en el siglo XXI.

   ACCRA 19 ABRIL 1998
   Coaliciones nacionales participantes: Ghana, Angola, Camerún, Costa de Marfil, Nigeria, Kenia, Mozambique, República Democrática del Congo, República Sudafricana y Uganda.

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