CULTURA PARA LA ESPERANZA número 39. Primavera 2000.

CRÓNICAS Y RESACAS: ECUADOR, UN 21 DE ENERO

Enero 21 de 2000

Todavía el humo de las llantas quemadas la tarde anterior contagiaba de alertas al Ecuador amanecido, los palos y alambres en forma de barricadas en las calles y carreteras empezaban a abrirse bajo los miles de pasos multicolores que llegaban a la capital.
"Somos como la paja del páramo que se arranca y vuelve a crecer y de paja del páramo cubriremos el mundo"
El nuevo poder en lengua india se comenzaba cantando y cantando se anunciaba: USHAY
 

Marzo de 1999

El Banco Central otorga créditos en cantidades millonarias para intentar salvar a los banqueros quebrados, sin embargo, uno tras otro cierran los bancos: el dominó financiero se derrumba. El sucre pierde valor a diario frente al dólar (la devaluación llega a más del 50%), las deudas en dólares se multiplican.

    Los movimientos sociales convocan a paro nacional.

    El presidente Mahuad intenta parchear la des-estructura económica y anuncia nuevas medidas de ajuste que incluyen el incremento del precio de los combustibles y el congelamiento de los fondos de los ciudadanos. Miles de ahorristas se quedan sin poder disponer de su dinero. Salen a la luz pública los compromisos adquiridos del Presidente con los banqueros que financiaron su campaña.

    Quito amanece bloqueado de carros de taxistas en las principales avenidas, no es posible el tránsito vehicular, en las calles la gente protesta por su dinero retenido, se alzan barricadas y se escuchan voces, todavía dispersas, de trabajadores, indígenas, movimientos sociales, estudiantes.

    El movimiento indígena cierra el acceso de las carreteras y anuncia un levantamiento si no se derogan las medidas económicas

    El Gobierno no cede; maestros y trabajadores de la salud inician una huelga para exigir el pago de sus salarios.

    Sólo uno de cada cuatro ecuatorianos tiene un empleo a tiempo completo. Desde que Mahuad asumió la presidencia en agosto de 1998 hasta mayo de 1999 el desempleo subió del 13% al 18.1% y el subempleo llegó al 54.4%. Entre enero y abril más de 400 pequeñas y medianas empresas se declararon en quiebra y dejaron en la calle a más de 90.000 personas.

    Del total de niños que mueren en el Ecuador, el 80% muere de enfermedades tan previsibles como la diarrea, infecciones o desnutrición. El país que casi no aparece en estadísticas mundiales, de tan pequeño, de tan insignificante para los grandes capitales financieros del mundo, ocupa el cuarto lugar en mortalidad materna de América Latina.
 

Julio de 1999

    Ecuador vive la peor crisis económica de su historia. El Gobierno se dedica a atender las demandas del capital financiero, además debe pagar 2.400 millones para cubrir los servicios de la deuda externa y 1500 millones para sanear el sistema bancario. En 8 meses quiebran 10 entidades financieras.

    El aumento de los precios, el bloqueo de las carreteras y la especulación descontrolada causan el generalizado desabastecimiento de alimentos. Con mucha suerte y paciencia es probable que los ecuatorianos puedan movilizarse, el transporte urbano y provincial escasea. El Gobierno decreta estado de emergencia: la Constitución dice por orden del Presidente que ya no hay derechos ni garantías individuales.

    Los taxistas vuelven a bloquear las principales calles de Quito y el transporte urbano es escaso. Miles de indígenas organizados en la Confederación de Nacionales Indígenas del Ecuador (CONAIE), llegan a la capital con el objetivo no negociable de ser atendidos personalmente por el presidente Mahuad. La marcha deja en el aire el olor a sahumerio y palo santo, las mujeres danzan descalzas, el canto abre las puertas recelosas del palacio presidencial y permite entrar a los dirigentes indígenas.

    Da la impresión de que el Gobierno, por primera vez en un año, escucha. Se firman varios acuerdos entre los que constan la derogatoria del estado de emergencia, la fijación de tarifas de electricidad y la formación de comisiones para discutir las acciones futuras en cuanto a la firma del Convenio con Estados Unidos para ceder la Base de Manta, la protección al seguro social, el proceso de modernización, entre otras.

    El poder adquisitivo de los ecuatorianos empleados de agosto de 1998 a octubre de 1999 baja de 145 dólares a 76. Mucha gente quiere abandonar el país, el índice de migración es el más alto de toda la historia del Ecuador, entre enero y octubre se gestionaron más de 1500 permisos de salida del país y no se tiene datos reales sobre las personas que han salido ilegalmente.
 

Noviembre de 1999

    Pasando por alto la firma de los acuerdos e inclusive las normas constitucionales establecidas, el Gobierno ecuatoriano firma el Convenio que concede a Estados Unidos el acceso y uso de la Base y el puerto de Manta.

    Se aprueba el presupuesto del Estado para el 2000 que contiene una clara disminución para el área social. El recorte implica restricción de asignaciones al Seguro Social Campesino, posterga obras sociales y programas de educación pero establece el 54% para el pago de la deuda externa. La inflación a diciembre supera el 60% (la más alta del continente), los salarios no alcanzan a cubrir la canasta de pobreza, la devaluación de la moneda alcanza el 197%.
 

Enero de 2000

    El presidente Mahuad anuncia el proyecto de Dolarización a un tipo de cambio fijo de 25.000 sucres por dólar, durante la primera semana luego del anuncio, los precios de todos los productos al menos se duplican.

    Por iniciativa del movimiento indio, se instala el Parlamento de los Pueblos en Quito. Sectores sociales que van desde indígenas, empresarios, gremios de profesionales, organizaciones sociales y de derechos humanos plantean la necesidad de una forma alternativa de administración del Estado, exigen la revocatoria del mandato de Mahuad y los indígenas anuncian una toma simbólica de Quito.

    El diálogo se abre entre indígenas y mandos medios de las Fuerzas Armadas. Los rumores de una inminente caída de Mahuad se vuelve palabra, súplica, exigencia; se pinta en las paredes, se grita en las calles, se comenta a susurros en los salones presidenciales y en las oficinas de los mandos militares.
 

Enero 21 de 2000

    Más de 15.000 indígenas están en Quito y los tres poderes del Estado se resguardan tras muros de alambres de púas y vehículos antimotines. Dos helicópteros sobrevuelan la ciudad incierta.

    La multitud llega al Congreso Nacional, los militares abren paso y abrazan a los indios. Juntos entran al parlamento y declaran establecida la Junta de Salvación Nacional. Tiemblan las estructuras de los tres poderes del estado, caen; ellos retroceden, los otros renacen. Antonio Vargas, presidente de la CONAIE asume la presidencia del Congreso Nacional, Carlos Solórzano, ex-presidente de la Corte Suprema de Justicia se posesiona del poder Judicial y el coronel Lucio Gutierrez representa al ejecutivo.

    El Ecuador, entre confundido e incrédulo ve pasar los acontecimientos sin dimensionar todavía el hecho, el único en décadas de historia aparentemente circular que había sobrepasado la protesta para ir más allá, la osadía de pretender no seguir siendo los mismos, fragmentados y solos. El movimiento indígena había rebasado inclusive a los movimientos sociales que no atinaron a encontrar su lugar; la sorpresa y la incertidumbre paralizaron a la sociedad civil y el miedo retorcía los curules y llenaba de sudor los cuellos almidonados. Los grandes medios de comunicación, mientras tanto, hacían su parte desacreditando al movimiento que, según ellos, violentaba la Constitución.

    Pasado el medio día el alto mando militar hace pública una declaración en la que solicita la renuncia de Jamil Mahuad y se exime de responsabilidad sobre su seguridad y protección. El General Carlos Mendoza, Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas firma el comunicado.

    Jamil Mahuad se rehusa a renunciar pero huye del Palacio del gobierno hacia una base aérea.

    En el Congreso Nacional, miles de personas, entre indígenas, organizaciones sociales y ciudadanos comunes escuchan el anuncio del Coronel Lucio Gutierrez : Todos y todas al Palacio de Gobierno, la propuesta es refundar la democracia, el ejército patriota no reprimirá al pueblo. Los gritos de euforia ensordecían las calles hacia el último poder vulnerado.

    Las alambradas fueron pisoteadas y la Junta de Salvación entró al Palacio. Militares e indígenas planeaban ya un plan de gobierno que destierre la corrupción y que incluya a todos los sectores de la sociedad. Ante el asombro de todos, el general Carlos Mendoza llega al recinto y el Coronel Gutierrez, en nombre de la institucionalidad de la Junta, le cede su lugar. Los nuevos líderes se toman de las manos y rezan un padre nuestro. Salen al balcón presidencial y la multitud aplaude y grita consignas de triunfo. Mendoza promete respetar el alzamiento popular y asegura que no habrá retaliaciones a los oficiales rebeldes. Todos y todas los y las presentes entonan el himno nacional del Ecuador y parece sellarse el nuevo pacto de un pueblo que empieza a reconocerse.

    El autodenominado juez del mundo, el país fuerte del norte que marca pautas y censura la tan aplastada y atropellada ley de autodeterminación de los pueblos sentencia: se mantiene el triunvirato y se atienen a las consecuencias, Estados Unidos bloqueará, castigará, reprimirá. La comunidad internacional le hace eco y exige una "salida constitucional"

    Suenan los gritos de alarma entre los políticos de siempre que se llenan la boca de la palabra "democracia" y "constitución", se sienten vejados, espantados, humillados: ¿Cómo es posible que un grupo de indios...?

    El General Mendoza recibe una llamada y sale del Palacio, tres horas más tarde regresa y renuncia, pide su paso de retiro y junto a otros mandos militares hacen asumir la presidencia al vicepresidente Gustavo Noboa.

    El Congreso Nacional regresa y se reúne para ratificar a Gustavo Noboa como nuevo presidente del Ecuador, la gente es desalojada del lugar. El Coronel Gutierrez es detenido y trasladado a una cárcel junto a otros militares insurrectos y se abren procesos penales en contra de dirigentes indígenas y líderes de movimientos sociales.

    Miles de indígenas decepcionados emprenden el camino de regreso cargando la traición de los altos mandos militares. Los ciudadanos comunes entre el desconcierto y la resignación escuchan al nuevo presidente que ofrece continuar con la política económica de Jamil Mahuad.

    El editorialista José Laso escribía: "Algo de sueño, de deseo reprimido, de utopía, de contagio; algo de susto y algo de pesadilla. Todo ocurrió en el tiempo de los sueños"

    Y así, en ese letargo nos hemos quedado, viviendo una resaca que nos permanece hasta hoy. La dolarización ya está en marcha, turbados y torpes estamos manejando los poquísimos billetes verdes que hacen las veces de salario mínimo vital y no alcanza a cubrir siquiera la canasta de pobreza, esos billetes verdes que representan otros rostros, otra historia, otros intereses. La gente empobrece cada día más y son cada vez más los desempleados. El nivel de suicidios ha subido como en ninguna otra época y los migrantes aumentan todos los días, la gente ya no sabe como escapar de la tierra que los hambrea.

    Pero las voces empiezan a escucharse de nuevo, la necesidad urgente de habitar la certeza: la vida tiene que ser posible. Creemos, necesitamos creer, recreer, pensar y repensarnos. La historia no se acabó el 22 de enero, la historia está abriendo caminos y nosotros y nosotras la estamos caminando.

Belén Vásconez Rodríguez
Area de Comunicación
COMISIÓN ECUMENICA DE
DERECHOS HUMANOS (ECUADOR)
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