CULTURA PARA LA ESPERANZA número 45. Otoño 2001.
"America Under Attack"
América atacada (literalmente ‘América bajo ataque’) era el rótulo de la CNN en sus noticias sobre el atentado a las "Torres Gemelas" de Nueva York y al "Pentágono" en Washington. No es fácil hablar de un atentado terrorista en el que tantas personas han perdido la vida. Iba a poner ‘inocentes’ en lugar de ‘personas’ y lo cambié, porque ¿quién, en el norte rico al menos, podemos considerarnos ‘inocentes’? ¿Quién de los "negociantes" inquilinos de las torres no tendría algún negocio que condenó a la muerte por hambre a personas concretas? ¿Quién de los militares del Pentágono no tuvo nada que ver en las sucias guerras que EE.UU. ha desarrollado por todo el globo? Quizás la señora de la limpieza, el bombero, el chico de los recados... Aún así, nada es motivo para dejar de condenar el asesinato, porque no creo en la pena de muerte para nadie. Y ya, antes de acabar las matizaciones de la primera frase, estamos metidos de lleno en la polémica.
Antes de empezar, manifestar la creencia en que el ser humano es sagrado y su vida es lo más valioso que tenemos y ha de ser respetada en cualquier circunstancia. En ese sentido, bajo las imágenes terribles de la televisión, recordar el sufrimiento de los que murieron y de los seres queridos que se han quedado sin su presencia.
Si no mantenemos el respeto a la vida humana, sólo nos queda discutir de las razones de unos y otros para matar más y mejor. La espiral de la violencia es así: mis razones para matar son claras, las tuyas inaceptables. Cuando el representante de la Santa Sede aceptaba el derecho de EE.UU. a ‘defenderse’ por el ataque sufrido, ¿no estaba justificando los propios ataques terroristas? Los radicales islámicos creen que se están defendiendo de un sistema monstruoso que les está atacando sistemáticamente, culturalmente y físicamente en sus acciones sobre varios países islámicos, directa o indirectamente a través de intermediarios.
Son significativos los objetivos elegidos por los terroristas: el centro comercial y el centro militar. No se eligió, por ejemplo, la ‘Estatua de la Libertad’ u otros símbolos más culturales; se eligieron el poder económico y el militar. ¿Qué defensa tienen esos dos poderes? Y considérese, antes de contestar, la implicación de cada uno. ¿De dónde viene el 40% de nuestro sueldo? ¿Cuáles han sido nuestras reacciones ante anteriores ataques del ejército de EE.UU.? ¿Cuáles ante la colaboración del ejército español?
Preguntémonos, ¿cuál ha sido nuestra reacción ante los más de 800.000 muertos en Africa en los últimos años por las peleas de occidentales en el control de materias primas estratégicas? El número tampoco debe ser tan relevante, pero nuestra actitud sólo cabe ser tachada de hipócrita. Los norteamericanos, al fin y al cabo tienen a su favor que se preocupan de sus compatriotas.
Preguntémonos, ¿quién es el atacado que ahora se convierte en adalid de la defensa contra el terrorismo?
Olvidémonos de la lista de países invadidos por EE.UU. en la última mitad del siglo XX..., olvidémonos de las intervenciones estratégicas en Chile o Argentina..., centrémonos en la actualidad. Un pequeño vistazo a nuestro alrededor y observaremos:
Guerras en el golfo de Guinea por el control de mercado de los diamantes, que los EE.UU. quieren disputar a algunos países europeos.
Guerras en el Congo y países vecinos para el control de la riqueza minera, que incluye el ‘coltán’ (del que se extraen el tántalo y el niobio, metales imprescindibles en la electrónica, tanto la de los ‘pacíficos’ móviles o juguetes electrónicos, como de la guerra tecnológica).
Sigamos con más currículum del ofendido.
Quizás a alguien le extrañe la cantidad de tratados humanitarios que los EE.UU. se niegan a firmar pero recordar con un informe de UNICEF de 1997 que en este país el 22,7% de los niños menores de 18 años viven bajo el nivel de la pobreza, que más de tres millones de niños al año eran víctimas de abandono o malos tratos y que unos 300.000 niños se prostituyen en él, pueden empezar a cambiar nuestra idílica imagen del ‘American Way of Life’ (modo de vida americano). Las cuestiones económicas de trabajo infantil, explotación de los presos, pena de muerte, venta de armas y control de materias primas estratégicas justificarían muchas otras reticencias a firmar tratados. También debemos recordar, en este sentido, el sistema de sobornos a los políticos por parte de los grupos económicos, que es legal en los EE.UU., y que impedirán la firma de tratados que les condicione, o el hecho de que en EE.UU. el número de condenas a muerte (aunque sean de niños y subnormales) firmadas y llevadas a cabo por un político tienen reflejo positivo en los votos (de eso el presidente Bush sabe mucho).
La conclusión la reflejaría un refrán de mi tierra que dice: "Andan los ladrones detrás de los que roban".
Para acabar, una última cuestión. ¿Por qué la reacción casi unánime de adhesión de los países a la liga antiterrorista? Hasta China, que suele mostrar sus reticencias ante EE.UU. esta vez ha estado de acuerdo. Básicamente porque todo el mundo tiene ‘terroristas’ que controlar. China esperará ayuda si los tibetanos o cualquiera de los territorios ocupados o sojuzgados logran formar grupos armados fuertes. Rusia puso a sus ‘rebeldes’ chechenos sobre la mesa y Aznar nuestros etarras. Hasta Inglaterra puede esperar que los EE.UU. controlen mejor a los activistas del IRA, de los que han sido tradicionales protectores. De hecho, Francia está mostrando una actividad inusitada en el apresamiento de terroristas estos días; incluso, por fin, ha vigilado sus polvorines. Es curioso que la mayoría de conflictos de ‘terror’ civil tengan debajo un problema de nacionalismo y/o de exclusividad económica. Porque, como dice un amigo: ¿existiría el problema del País Vasco si tuvieran la renta per cápita de Extremadura? ¿Les importaría a los turcos e irakíes la independencia del Kurdistán si no tuviera tanta riqueza en su subsuelo? Un procedimiento de Naciones Unidas para la secesión de territorios podría mitigar los problemas nacionalistas, pero el problema de un sistema internacional injusto permanecería, reclamando nuevas relaciones ya que: "La justicia es el nuevo nombre de la paz".
¿"America Under Attack"? ¡No! El mundo bajo el ataque de los negociantes y especuladores del neoliberalismo que provocan que las tres cuartas partes de sus habitantes pasen hambre y millones mueran por ello al año. El mundo bajo el ataque de los fabricantes y vendedores de armas que generan guerras de ciudadanos de tercera cuyos cuerpos sí pueden ser exhibidos públicamente sin ningún pudor. El mundo bajo el ataque de los artífices de ideologías de muerte, de vendedores de sueños de posesión, de disfrute y de autoexaltación que sumergen en el sin sentido a los hombres. El mundo está siendo atacado, pero los infiltrados están más dentro de lo que pensamos. Están en el corazón del sistema... son el sistema. Están en nuestro corazón. ¿Quién cultivará la tendencia del hombre a la verdad, la bondad y la belleza? ¿Quién hará brotar nuestra imagen de hijos de Dios por encima de nuestros instintos?
¿Harán algo los policías camuflados de los aviones para combatirlos? ¿El control del sistema financiero que alimenta a Bin Laden, se extenderá a los traficantes de droga, a los traficantes de armas, a los traficantes de medicamentos, a los traficantes de alimentos...? O cuando les afecte la catástrofe nos dirán que ya sabían de dónde les venían los recursos económicos pero que no habían hecho nada todavía... porque todavía eran amigos suyos; estaban a su servicio.
Al cierre del artículo, llega la noticia del ataque a Afganistán del 7 de Octubre (se repetirá esta fecha como la del 11 de septiembre). Otra vez se nos presenta el ataque como fruto del consenso de la ‘Comunidad Internacional’, que en todo caso lo será del selectivo Consejo de Seguridad de la ONU. Ni los talibanes son tan santos como se autoproclaman, ni los americanos tan religiosos como alardean sus billetes de dólar. Tras la noticia de la participación española indicada por Aznar, a los pocos minutos y para despejar toda sombra en el horizonte futuro, la de la detención de un dirigente etarra en Francia. Mientras tanto, el pueblo (en este caso el afgano) seguirá poniendo los muertos provocados por unos y otros. Con los pobres del mundo intentaremos estar, con ellos estará nuestra oración, a su servicio pondremos nuestras pequeñas parcelas de poder... no porque sean mejor que nadie sino porque son los últimos, los más débiles.
Antonio Saa