CULTURA PARA LA ESPERANZA número 45. Otoño 2001.

Centroamérica: Una hambruna configurada por la economía liberal, una sequía provocada por el daño a la ecología

No es totalmente cierto que la hambruna es producto de la sequía, la baja en el precio del café y la crisis del banano son factores directamente relacionados con la crisis actual. Esta situación fue analizada por las Cáritas de Centroamérica, México y Panamá en la reunión zonal que realizamos en Tegucigalpa, Honduras el pasado 20 y 21 de agosto de 2001.

Si bien es cierto que la sequía, en estas regiones de nuestros países, está aumentando la situación de empobrecimiento en las comunidades, no es del todo cierto, que la sequía sea la única, ni principal causa, del empobrecimiento y la hambruna que, esta vez, recorre nuestros territorios. En la base y causa del empobrecimiento y la hambruna está la injusticia estructural que constituye el actual modelo económico neoliberal que se impone en nuestros países con economías volcadas a la agroexportación, olvidándose de garantizar la seguridad alimentaria. Los ridículos e injustos precios que el mercado internacional asigna a nuestros productos son causa directa en la actual crisis que estamos viviendo.

Era evidente, que la baja en el precio del café tendría serias repercusiones en nuestras economías, como siempre ocurre, la soga se revienta por el lado más delgado, en este caso, los campesinos empobrecidos en las comunidades de varios países centroamericanos. La crisis del banano que también está haciendo estragos en nuestros países, no es una historia aparte, sino, harina del mismo costal de injusticia prefabricado con la saña, propia de las normas del comercio internacional.

Ni millones ni limosnas, queremos justicia.

Si en verdad se quiere dar una mano solidaria a través de la cooperación a nuestros pueblos para que superemos el dolor y la angustia que produce el desempleo, y la hambruna o hambre de muchas personas en muchas comunidades, todos, acá y allá, debemos entender que el problema no es de millones, ni de limosnas. El problema está en las causas que configuran la injusticia que hoy provocan el hambre en nuestros pueblos. Sin dejar de asis-

tir, con dignidad a las personas y comunidades víctimas del sistema, debemos, con diligencia y directamente, ir a las causas: la injusticia estructurada a través del comercio internacional que promueve la economía neoliberal y la injusta e impagable deuda externa que tanto peso y daño causa a los empobrecidos y excluidos en nuestros países.

En el caso específico de la sequía, urge, que la cooperación, auténticamente solidaria, defina sus criterios y acompañe el trabajo local encaminado a realizar un trabajo profundo y estructural en prevención en las áreas más vulnerables con plena conciencia y actividades en la GESTIÓN DE RIESGO. En el caso de la sequía, se trata de incidir para el establecimiento de políticas claras destinadas a la protección de las microcuencas, como garantía y preservación de las lluvias que hemos ahuyentado con la depredación de los bosques. En este sentido, también debemos prestar especial atención a las políticas neoliberales que impulsan, en los países de Centroamérica, la construcción de represas y creación de embalses con daños impredecibles en la ecología y afectando poblaciones campesinas e indígenas mediante el desplazamiento forzoso.

A nuestros hermanos y hermanas de las Cáritas solidarias le solicitamos una clara labor de incidencia sobre los gobiernos para que revisen sus programas de "ayuda exterior", en especial, las leyes de "modernización agrícola" que se animan en nuestros países, orientadas a la implantación de una agricultura de exportación para satisfacer necesidades y consumos ajenos a nuestras poblaciones.

Que los recursos que se destinen para la emergencia de la hambruna provocada por las políticas económicas del comercio injusto y por el daño a la ecología se encausen a través de programas que garanticen la seguridad alimentaria e impulsen políticas claras para la realización de una profunda reforma agraria que dé acceso a la tierra a las comunidades campesinas e indígenas.

Todos debemos tener en cuenta las múltiples experiencias en nuestro trabajo conjunto por atender tantas y repetidas situaciones de emergencias. Evitemos que la emergencia que hoy nos convoca, se constituya, nunca mejor dicho, en "pan para hoy y hambre para mañana.". Seamos conscientes de que debemos trabajar para garantizar el poder adquisitivo y el ingreso que les permita a personas y comunidades la satisfacción, con dignidad, de sus necesidades básicas.

Ustedes, como nosotros, saben que acá, en medio de la hambruna que sufren tantas personas, abundan los granos y alimentos concentrados en tiendas y supermercados, la gente desempleada y sin poder adquisitivo no los puede obtener. Nos preguntamos: ¿qué papel debe jugar la solidaridad cristiana ante tan absurda situación de injusticia estructural?

Toda cooperación-solidaria debe estar destinada a problemas estructurales identificados en los países y comunidades afectadas. Cooperar, siempre para superar las causas que están en la base de las permanentes crisis en nuestros pueblos.

Las personas solidarias de las iglesias hermanas en otros países, no deben esperar que ocurran situaciones de emergencia como la que ahora tenemos, para expresar su solidaridad. El fortalecimiento de los organismos de la Iglesia local que trabajan directamente en programas elaborados conjuntamente con las comunidades es una inversión estructural y duradera que será dirigida a las causas que generan empobrecimiento, exclusión y las emergencias en nuestros países.

La Iglesia local y la cooperación internacional deben comprender que a las Cáritas Nacionales les corresponde ser animadoras y coordinadoras de procesos, los proyectos de emergencias, como el de alimentos, además de distorsionar nuestra función y mandato marginan las líneas y compromisos de trabajo ampliamente reflexionadas en nuestros congresos regionales, y en las múltiples reuniones realizadas en el caso de las Cáritas de la zona de CAMEXPA. En la reunión realizada en Tegucigalpa decíamos: "los fondos de los proyectos puntuales nos desgastan. Hay que tener cuidado con proyectos como los de alimentos porque éstos nos desvían de nuestra misión.".

Héctor Endara Hill

Pastoral Social-Cáritas Panamá

P. Germán Cálix

Pastoral Socil-Cáritas Honduras

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