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CULTURA PARA LA ESPERANZA, Número 46
La nueva guerra contra el terror
Tras el 11 de septiembre: realidad y opciones
Noam Chomsky
Le Monde Diplomatique, nov-2001
Podemos establecer dos presunciones de partida para esta
reflexión. La primera es lo que yo considero como un reconocimiento
de los hechos. Y es que los sucesos del 11 de septiembre fueron una atrocidad
horrenda, probablemente la más devastadora masacre humana instantánea
de la historia fuera de una guerra. La última vez que el territorio
nacional de EE.UU. fue atacado, o mejor dicho, incluso amenazado, fue cuando
los británicos incendiaron Washington en 1814. Ha sido común
citar a Pearl Harbor, pero no es una analogía válida. Los
japoneses, piénsese lo que se quiera al respecto, bombardearon bases
militares en dos colonias de EE.UU., no el territorio nacional; colonias
que habían sido arrebatadas a sus habitantes de una manera no demasiado
elegante. Ahora es el territorio nacional el que ha sido atacado en gran
escala, se podrían encontrar algunos ejemplos marginales, pero éste
ha sido único.
La segunda presunción inicial tiene que ver con
los objetivos. Doy por sentado que el interés de quienes sigan estas
reflexiones es el de reducir la probabilidad de tales crímenes,
sean contra nosotros o contra otros.
Se abre entonces una serie de preguntas estrechamente
relacionadas con lo dicho inicialmente. La primera, que es de lejos la
más importante es ¿qué está sucediendo ahora
mismo? E implícitamente, ¿qué podemos hacer al respecto?
La segunda tiene que ver con la suposición muy común sobre
lo que sucedió el 11 de septiembre es un acontecimiento histórico,
que cambiará la historia. Tiendo a estar de acuerdo. Pienso que
es cieno. Fue un evento histórico y la pregunta que debemos hacemos
es ¿exactamente por qué? La tercera pregunta tiene que ver
con el título, "La guerra contra el terrorismo". ¿Qué
es exactamente? Y hay una pregunta relacionada con ésta, ¿qué
es el terrorismo? La cuarta pregunta, que es más restringida pero
importante, se refiere a los orígenes de los crímenes del
11 de septiembre. Y la quinta, en la que quiero detenerme un poco, es qué
opciones políticas existen en el combate de esta guerra contra el
terrorismo, y en el manejo de las situaciones que llevaron a ella.
1. ¿Qué está sucediendo en este
momento?
Según el New York Times hay 7 a 8 millones de personas
en Afganistán al borde de la inanición. Esto, en realidad,
era cierto antes del 11 de septiembre. Estaban sobreviviendo gracias a
la ayuda internacional. El 16 de septiembre el Times informó (cito)
que EE.UU. exigía de Pakistán la eliminación de los
convoyes de camiones que suministraban gran parte de los alimentos y otras
provisiones a la población civil de Afganistán. Esto fue
transmitido por las radios nacionales en toda Europa el día siguiente.
Que yo sepa, no hubo ninguna reacción en EE.UU. o en Europa ante
la exigencia de que se impusiera la muerte por hambre a millones de personas.
La amenaza de ataques aéreos inmediatamente después de septiembre...,
obligó a evacuar a los trabajadores de la ayuda internacional, lo
que dañó gravemente los programas de ayuda. Citando nuevamente
al New York Times, los refugiados que llegaron a Pakistán
después de duros viajes desde Afganistán describen escenas
de desesperación y temor dentro del país, en el que la amenaza
de los ataques dirigidos por EE.UU. estaba convirtiendo la prolongada miseria
diaria en una potencial catástrofe. El país pendía
de unos hilos y acabábamos de cortarlos.
Según un cooperante de la ayuda humanitaria (citando
nuevamente el New York Times Magazine), el Programa Mundial de Alimentos
(el programa de la ONU, que hasta ahora es el principal ) pudo recomenzar
después de tres semanas, a principios de octubre, haciéndolo
a niveles más reducidos. No tienen cooperantes de ayuda extranjeros
dentro del país, así que el sistema de distribución
se veía obstaculizado. Fue suspendido en cuanto comenzaron los bombardeos.
Según el Financial Times de Londres comenzaron de nuevo a
un ritmo más lento, mientras las agencias de ayuda criticaban duramente
los lanzamientos aéreos de alimentos de EE.UU., condenándolos
como instrumentos de propaganda que probablemente hacían más
daño que bien.
Después de una primera semana de bombardeos, el
New York Times informó a una columna y en una de las últimas
páginas, que trataba de otro tema, que según las cifras de
la ONU, pronto habrá 7 millones y medio de afganos necesitando desesperadamente
aunque sea un pedazo de pan y que quedan sólo unas pocas semanas
antes de que comience el duro invierno, que imposibilitará el aprovisionamiento
de muchas áreas, pero que con los bombardeos, el nivel de suministros
ha bajado a la mitad de lo que se necesita. Un comentario como de pasada.
Lo que da cuenta de que la civilización occidental
está preparando la matanza de unos 3 a 4 millones de personas, o
algo por el estilo. El 15 de octubre, el máximo dirigente de la
civilización occidental, rechazó una vez más, con
desdén, las ofertas de negociación para la entrega del pretendido
objetivo,' Osama Bin Laden, y una solicitud de presentar alguna evidencia
para sustanciar la exigencia de una capitulación total. El mismo
día, un Informador Especial de la ONU a cargo de la ayuda alimentaría,
rogó a EE.UU. que suspendiera los bombardeos para salvar a millones
de víctimas. Que yo sepa, no hubo información alguna al respecto.
Fue el 15 de octubre. Después de algunos días las mayores
agencias de ayuda, OXFAM y Christian Aid, se unieron a ese ruego.
No se pudo encontrar ninguna información al respecto en el NewYork
Times. Aparecieron unas líneas en el Boston Globe, escondidas
en una historia sobre otro tema, Cachemira.
Parece que lo que está sucediendo es una especie
de genocidio silencioso. También se ofrece la oportunidad de ver
lo que es la cultura de la élite, la cultura de la que formamos
parte. Indica que, pase lo que pase (no sabernos qué ocurrirá)
los planes que se están haciendo y los programas que están
siendo realizados, se basan en la suposición de que puedan llevar
a la muerte de varios millones de personas en las próximas semanas...
con toda tranquilidad, sin comentarios, ningún pensamiento especial
al respecto, como si fuera algo normal, aquí y en buena parte de
Europa. No en el resto del mundo.
2. ¿Por qué fue un evento histórico?
A hora bien, consideremos la pregunta un poco más
abstracta, olvidando por el momento que al parecer estamos en medio de
un intento de asesinato de 3 a 4 millones de personas, no talibán,
por supuesto, sino de sus víctimas. Volvamos atrás... volvamos
a la pregunta sobre los históricos acontecimientos que ocurrieron
el 11 de septiembre. Como dije, pienso que es cierto. Fue un evento histórico.
No, por desgracia, por su dimensión, de la que duele hablar, porque
en términos de su dimensión no es tan extraordinario. Dije
que es el peor... probablemente el peor en número de víctimas
súbitas de cualquier crimen. Y puede considerarse cierto. Pero hay
crímenes terroristas con efectos un poco mas prolongados que son
más extremos, por desgracia. Sin embargo, es un evento histórico
porque hubo un cambio. El cambio fue la dirección hacia la que se
apuntaba. Eso es nuevo. Radicalmente nuevo. Así que, basta echar
una mirada a la historia de EE.UU.
Durante cerca de 200 años, nosotros, Estados Unidos,
expulsamos o sobre todo exterminamos a la población indígena,
es decir a muchos millones de personas, conquistamos la mitad de México,
realizamos depredaciones en toda la región, en el Caribe y en América
Central, algunas veces más allá, conquistamos Hawai y Filipinas,
matando a varios cientos de miles de filipinos al hacerlo. Desde la Segunda
Guerra Mundial, EE.UU. ha extendido su alcance a todo el mundo utilizando
métodos que no precisan descripción. Pero fue siempre matando
a otros, la batalla fue siempre en otros lugares, los masacrados fueron
los otros. No aquí. No en el territorio de Estados Unidos.
Europa
En el caso de Europa, el cambio es aún más
dramático, porque su historia es aún más horrenda
que la nuestra. Somos, básicamente, un vástago de Europa.
Durante cientos de años, Europa ha estado masacrando gente en todo
el mundo, con la mayor tranquilidad. Es así como conquistaron el
mundo, no distribuyendo golosinas a los bebés. Durante aquél
período Europa sufrió guerras asesinas, pero fueron de asesinos
europeos matándose mutuamente. La única razón por
la que esas matanzas terminaron en 1945 no tuvo nada que ver con la democracia,
con no hacerse la guerra unos a otros u otras nociones de moda. Tuvo que
ver con el hecho de que todos comprendieron que la próxima vez que
jugaran ese juego iba a ser el fin del mundo. Porque los europeos, incluyéndonos
a nosotros, han desarrollado tales armas de destrucción masiva que
ese juego tiene que acabarse. Y tiene cientos de años. En el siglo
XVII, aproximadamente un 40 % de toda la población de Alemania fue
eliminada en una sola guerra.
Pero durante todo ese período de sangrientas matanzas,
los europeos se estuvieron matando unos a otros, y matando gente en otras
partes. El Congo no atacó a Bélgica, India no atacó
a Inglaterra. Argelia no atacó a Francia. Es el primer cambio. Es
la primera vez que se apunta en la dirección contraria. El mundo
se ve muy distinto, dependiendo de si uno tiene el látigo en sus
manos o si ha estado recibiendo latigazos durante siglos, muy distinto.
3. ¿Qué es la guerra contra el terrorismo?
Una pregunta incidental, "¿qué es el terrorismo?"
La guerra contra el terrorismo ha sido descrita en las altas esferas como
una lucha contra una plaga, contra un cáncer que es propagado por
bárbaros, por "oponentes depravados de la civilización misma."
Es un sentimiento que comparto. Sucede, sin embargo, que las palabras que
estoy citando, son de hace 20 años. Son... del presidente Reagan
y de su secretario de Estado. La administración Reagan llegó
al poder hace 20 años declarando que la guerra contra el terrorismo
internacional se hallaría en el centro de nuestra política...
describiéndola en términos como los que acabo de mencionar,
entre otros. Y estuvo en el centro de nuestra política exterior.
La administración Reagan reaccionó a esa plaga propagada
por oponentes depravados a la civilización misma, creando una red
terrorista internacional extraordinaria, sin precedente alguno en su escala,
que realizó masivas atrocidades en todo el mundo, sobre todo...
en zonas bien cercanas, pero no sólo allí.
La guerra de Reagan-EE.UU. contra Nicaragua
Sólo mencionaré un caso incontrovertible,
sobre el que no habrá discusiones. De ninguna manera es el caso
más extremo, pero es incontrovertible. Y lo es gracias a los fallos
de las principales autoridades internacionales, la Corte Internacional
de Justicia, y el Consejo de Seguridad de la ONU. Así que este caso
es incontrovertible, por lo menos para gente con la más mínima
consideración por el derecho internacional, los derechos humanos,
la justicia y otras cosas similares. Estoy hablando de la guerra de Reagan-EE.UU.
contra Nicaragua, que causó decenas de miles de muertos y arruinó
al país, tal vez irreparablemente.
Nicaragua reaccionó. No reaccionó lanzando
bombas en Washington. Reaccionó llevando el caso al Tribunal Internacional
de Justicia (T.I.J.) presentando un caso, no tuvieron ningún problema
para, reunir las evidencias. El Tribunal aceptó el caso, decidió
a su favor.... condenaron lo que llamaron el "uso ilegal de la fuerza",
que es otra palabra para llamar al terrorismo internacional, por parte
de Estados Unidos al que ordenó que detuviera el crimen y que pagara
masivas reparaciones. Estados Unidos, por supuesto, rechazó el fallo
del Tribunal con un desprecio total y anunció que en el futuro no
aceptaría la jurisdicción del Tribunal. Entonces Nicaragua
recurrió al Consejo de Seguridad de la ONU, consideró adoptar
una resolución llamando a todos los Estados a respetar el derecho
internacional. No se mencionó a nadie (pero todos comprendieron)
y EE.UU. vetó la resolución. Ahora es el único Estado
conocido que ha sido condenado por terrorismo internacional, y ha vetado
la resolución del Consejo de Seguridad llamando a todos los Estados
a respetar el derecho internacional. Nicaragua recurrió entonces
a la Asamblea General de la ONU, donde técnicamente no existe el
derecho de veto, pero donde un voto negativo de EE.UU. equivale a un veto.
Aprobó una resolución similar y solamente se opusieron Estados
Unidos, Israel y El Salvador. Lo mismo se repitió al año
siguiente, pero esa vez EE.UU. sólo pudo conseguir el apoyo de Israel,
así que fueron dos los votos opuestos a la observación del
derecho internacional. Llegado ese punto, a Nicaragua no le quedó
ningún recurso legal. Había intentado todas las medidas posibles.
No funcionan en un mundo regido por la fuerza.
Y no fue más que el comienzo. EE.UU. respondió
al Tribunal y al Consejo de Seguridad, escalando inmediatamente la guerra
de manera acelerada y, casualmente, fue una decisión de ambos partidos
(demócratas y republicanos). Los términos de la guerra también
fueron alterados. Por primera vez hubo órdenes oficiales... al ejército
terrorista de atacar lo que se llama "objetivos blandos," queriendo decir
objetivos civiles indefensos, y mantenerse lejos del ejército nicaragüense.
Pudieron hacerlo porque EE.UU. controlaba totalmente el espacio aéreo
sobre Nicaragua y suministró al ejército mercenario equipos
de comunicación modernos; no se trataba de un ejército de
guerrilla en el sentido normal y podían recibir instrucciones sobre
los desplazamientos de las fuerzas del ejército nicaragüense,
de manera que podían atacar impunemente cooperativas agrícolas,
clínicas sanitarias, etc., objetivos blandos. Ésas eran las
órdenes oficiales.
¿Cuál fue la reacción en EE.UU.?
Todo era conocido y hubo efectivamente, una reacción.
La política utilizada fue considerada como sensata por la opinión
de izquierda liberal. Así que Michael Kinsley, que representa a
la izquierda liberal en la discusión en los medios oficiales, escribió
un artículo en el que dijo que no debiéramos apresurarnos
demasiado en la crítica de esa política, como lo había
hecho Human Rights Watch. Dijo que una "política sensata"
debe "pasar el test del análisis de costos y beneficios " -
es decir, el análisis de "la cantidad de sangre y miseria que habrá
que introducir, y la probabilidad de que la democracia emerja por el otro
extremo." Nótese que es axiomático que EE.UU. (las élites
de EE.UU.) tienen el derecho de realizar el análisis y de realizar
el proyecto si pasa sus test. Y pasó. Funcionó. Cuando Nicaragua
terminó por sucumbir ante el ataque de la superpotencia, los comentaristas
elogiaron pública y alegremente el éxito de los métodos
que fueron utilizados, y los describieron en detalle. Así que paso
a citar a Time Magazine, tomando a uno de tantos, que elogiaba el
éxito de los métodos escogidos: "para arruinar la economía
y proseguir una larga y mortífera guerra por encargo, hasta que
los nativos exhaustos derribaron por sí mismos el gobierno indeseado,"
con un costo "mínimo" para nosotros, dejando a las víctimas
con "puentes destruidos, estaciones eléctricas saboteadas, y
granjas arruinadas ", dándole así al candidato de EE.UU.
un "tema ganador": "terminar con el empobrecimiento del Pueblo de Nicaragua".
El New York Times publicó una primera plana diciendo "Estadounidenses
unidos en la alegría" ante este resultado.
El terrorismo no es el arma de los débiles
Es la cultura en la que vivimos y revela varios hechos.
Uno es el hecho de que el terrorismo funciona. No fracasa. Funciona. La
violencia funciona generalmente. Es la historia del mundo. En segundo lugar,
es un error analítico muy serio decir, como se hace comúnmente,
que el terrorismo es el arma de los débiles. Como otros medios de
violencia, constituye sobre todo un arma de los fuertes, realmente abrumadora.
Es considerada un arma de los débiles, porque los fuertes también
controlan los sistemas de adoctrinamiento y su terror no cuenta como terror.
Eso es casi universal (no se me ocurre ninguna excepción histórica),
incluso los peores asesinos en masa ven el mundo de esa manera. Si tomamos
a los nazis, vemos que no se dedicaban a imponer el terror en la Europa
ocupada. Estaban protegiendo a la población local contra el terrorismo
de los partisanos. Y, como en el caso de otros movimientos de resistencia,
hubo terrorismo, los nazis efectuaban "contraterrorismo". Además,
EE.UU. estuvo esencialmente de acuerdo con eso. Después de la guerra,
el ejército de EE.UU. realizó estudios extensos de las operaciones
de contraterrorismo de los nazis en Europa.
Debiera decir en primer lugar, que EE.UU. aprendió
de ellos y también comenzó a realizar operaciones similares,
a menudo contra los mismos objetivos, la antigua Resistencia. Pero los
militares que estudiaron los métodos nazis también publicaron
interesantes estudios, criticándolos a veces por su ineficiencia,
con verdadero análisis crítico: "ustedes no hicieron esto
bien, pero lo otro sí", y esos métodos fueron importados
a Estados Unidos con los consejos de los oficiales de la Wehrmacht
y se convirtieron en los manuales de la contrainsurgencia, del contraterrorismo,
del "conflicto de baja intensidad", como lo llaman, y son aquellos manuales
y procedimientos los que están siendo utilizados. No fueron sólo
los nazis los que lo hicieron. Lo que pasa es que la suya fue considerada
como la forma de actuar correcta por parte de los dirigentes de la civilización
occidental (es decir, nosotros) que luego procedieron a hacer lo mismo.
El terrorismo no es el arma de los débiles. Es el arma de los que
están "contra nosotros" sin importar a quienes se refiere ese "nosotros".
Y si ustedes pueden encontrar una excepción histórica a este
hecho, me interesaría conocerla.
Una indicación interesante sobre la naturaleza
de nuestra cultura, nuestra elevada cultura, es la forma en la que se considera
todo esto. Una es simplemente ocultándolo. Así que casi nadie
ha oído hablar del asunto. Y el poder de la propaganda y la doctrina
estadounidenses es tan fuerte, que hasta las víctimas apenas lo
saben. Quiero decir que, cuando se habla de este asunto con gente, por
ejemplo, en Argentina, hay que recordárselo. "Oh, sí, ha
sucedido, se nos había olvidado". Es ocultado profundamente. Las
consecuencias absolutas del monopolio de la violencia pueden ser muy poderosas
en términos ideológicos (entre otros).
Un aspecto esclarecedor de nuestra propia actitud hacia
el terrorismo podría ser la reacción ante la idea de que
Nicaragua pudiera haber tenido el derecho de defenderse de las actuaciones
descritas antes. La realidad es que estudié esto de manera bastante
detallada, buscado en bancos de datos y con otros sistemas. La idea de
que Nicaragua pudiera haber tenido el derecho de defenderse fue considerada
escandalosa. No hay prácticamente nada en los comentarios de los
medios de comunicación oficiales indicando que Nicaragua podría
haber tenido ese derecho. Y ese hecho fue aprovechado por la administración
Reagan y por su propaganda de una manera interesante de analizar. Aquellos
de ustedes que vivieron esa época, recordarán que periódicamente
se lanzaban rumores de que los nicaragüenses recibían aviones
MIG de Rusia. Al llegar ese punto "los halcones" y "las palomas" se dividían.
Los halcones decían. "hay que bombardearlos". Las palomas decían,
esperemos, hay que ver si los rumores son ciertos, y si los rumores son
ciertos, hay que bombardearlos, porque constituyen un peligro para Estados
Unidos". ¿Por qué, si no, iban a recibir aviones MIG? Pero
lo cierto es que trataron de conseguir aviones de los países europeos,
y EE.UU. presionó a sus aliados para que no les enviaran material,
porque querían que se tornaran hacia los rusos. Recuerden, estaban
a sólo 2 días de marcha de Harlingen, Texas. Declaramos,
efectivamente, una emergencia nacional en 1985, para proteger el país
contra la amenaza de Nicaragua.. EE.UU. tenía un control total sobre
su espacio aéreo, volaba sobre éste y lo utilizaba para dar
instrucciones al ejército terrorista para que pudieran atacar objetivos
blandos sin encontrarse con un ejército que podría defenderlos.
Todo el mundo sabía que ése era el motivo. No iban a utilizar
sus aviones para otra cosa. Pero la idea de que se pudiera permitir a Nicaragua
defender su espacio aéreo contra el ataque de una superpotencia
que dirigía a fuerzas terroristas para que atacaran objetivos civiles
indefensos, era considerada en Estados Unidos como escandaloso y esa era
la opinión general.
¿Quién es el embajador de EE.UU. en la
ONU?
Se acaba de nombrar a un embajador en Naciones Unidas
para conducir la guerra contra el terrorismo. ¿Quién es?
Su nombre es John Negroponte. Fue el embajador de EE.UU. en el feudo (que
es lo que es) de Honduras, a principios de los años ochenta. Hubo
un poco de alboroto sobre el hecho de que ciertamente conocía los
asesinatos en gran escala y otras atrocidades que estaban siendo cometidas
por las fuerzas de seguridad de Honduras, a las que apoyábamos.
Pero eso es sólo una pequeña parte. Como procónsul
en Honduras, como se le llamaba allí, fue el supervisor local de
la guerra terrorista conducida en Honduras, por la que su gobierno fue
condenado por el Tribunal Superior de Justicia y después por el
Consejo de Seguridad, en una resolución vetada. Y acaba de ser nombrado
embajador ante la ONU para conducir la guerra contra el terror.
Después de que Estados Unidos volvió a apoderarse
del país bajo condiciones que fueron tan gráficamente descritas
por la prensa, el país había quedado destruido en los años
ochenta, pero desde entonces se ha desmoronado totalmente en casi todos
los sectores.
Lo mismo sucedía en otras partes del mundo. Tomemos
por ejemplo África. Sólo durante los años de Reagan,
los ataques sudafricanos, respaldados por EE.UU. y Gran Bretaña,
contra los países vecinos causaron cerca de un millón y medio
de víctimas produjeran daños por 60.000 millones de dólares
y la destrucción de países enteros. Y si hacemos un recorrido
por el mundo, podemos agregar más ejemplos.
Colombia y Turquía: Derechos Humanos y "ayuda
militar"
El peor violador de los derechos humanos en los años
90 ha sido Colombia, ampliamente. También es, con diferencia, el
principal receptor de ayuda militar de EE.UU. en los años 90, para
mantener el terror y las violaciones de los derechos humanos. En 1999,
Colombia reemplazó a Turquía como el principal receptor de
armas estadounidenses en todo el mundo, es decir excluyendo a Israel y
Egipto, que están en una categoría especial. Y eso nos ilustra
realmente (ahora mismo) mucho más sobre la guerra contra el terror.
¿Por qué recibía Turquía un
flujo tan inmenso de armas de EE.UU.? Porque está ubicada estratégicamente,
es miembro de la OTAN, etc.
Pero el flujo de armas a Turquía aumentó
radicalmente en 1984. No tuvo nada que ver con la guerra fría. Quiero
decir que Rusia ya se estaba desmoronando. Y se mantuvo el mismo ritmo
de 1984 hasta 1999, cuando fue reducido y se situó por delante Colombia.
¿Qué sucedió entre 1984 y 1999? En 1984, [Turquía]
lanzó una gran guerra terrorista contra los kurdos en el sureste
del país. Entonces aumentó la ayuda de EE.UU., la ayuda militar.
Y no se trataba de pistolas. Eran aviones jet, tanques, entrenamiento militar,
etc. Mientras las atrocidades aumentaban durante los años noventa,
la ayuda aumentaba al mismo ritmo. El año cumbre fue 1997, cuando
la ayuda militar de EE.UU. a Turquía fue superior a la de todo el
período entre 1950 y 1983, es decir durante la guerra fría,
lo que da un índice de la medida en que este afectó a la
política. Y los resultados fueron impresionantes. Ocasionó
entre 2 a 3 millones de refugiados, y fue parte de la peor limpieza étnica
de fines de los años noventa. Decenas de miles de muertos, 3.500
ciudades y aldeas destruidas, mucho más que en Kosovo, a pesar de
las bombas de la OTAN. Y Estados Unidos suministró un 80% de las
armas, aumentándolas a medida que aumentaban las atrocidades, alcanzando
el nivel máximo en 1997 como se ha indicado. Declinó en 1999
porque, una vez más, el terror funcionó, como lo hace usualmente
cuando es llevado a cabo por sus principales agentes, sobre todo por los
poderosos. Así que en 1999, el terror turco, llamado, por supuesto,
contra-terror (pero, como he señalado, eso es universal) funcionó.
Por ello Turquía fue reemplazada por Colombia, que aún no
había tenido éxito en su guerra terrorista. Y por ello logra
el primer lugar como receptor de armas de EE.UU.
Lo que hace esto tanto más pasmoso es que todo
sucedía justo en medio de un inmenso autobombo de los intelectuales
occidentales, que probablemente no ha tenido igual en la historia. Creo
que todos ustedes lo recuerdan. Fue hace sólo un par de años.
La masiva autoadulación sobre cómo por primera vez en la
historia hemos sido tan magníficos; que hemos defendido principios
y valores. Nos hemos dedicado a terminar con la inhumanidad por doquier
en esta nueva era de esto y aquello, etcétera, etcétera.
Y, evidentemente, no podemos tolerar atrocidades cerca de las fronteras
de la OTAN. Esto fue repetido una y otra vez. Sólo que dentro de
las fronteras de la OTAN no nos limitamos a tolerar atrocidades, sino que
contribuimos a ellas. Es un hecho bastante impresionante que un sistema
de propaganda se salga con la suya en una sociedad libre.
Turquía está muy agradecida. Hace sólo
algunos días, el primer ministro Ecevit, anunció que Turquía
se unirá a la coalición contra el terror, con mucho entusiasmo,
aún más que otros. Y explicó el por qué. Dijo
que: tenemos una deuda de gratitud con EE.UU. porque EE.UU. fue el único
país que estuvo dispuesto a contribuir de manera tan masiva a nuestra
propia guerra, en sus palabras, "contra-terrorista", es decir a nuestra
propia limpieza étnica y a nuestras atrocidades y a nuestro terror.
Otros países ayudaron un poco, pero se contuvieron. Estados Unidos,
por su parte, contribuyó con entusiasmo y decisivamente y pudo hacerlo
por el silencio (servilismo sería la palabra correcta) de las clases
educadas que podían averiguar fácilmente lo que sucedía.
Después de todo, somos un país libre. Se pueden leer los
informes sobre los derechos humanos. Se puede leer toda clase de cosas.
Pero preferimos contribuir a las atrocidades y Turquía está
muy contenta, tiene con nosotros una deuda de gratitud por eso y por ello
contribuirá con tropas, igual que lo hizo durante la guerra en Serbia.
Turquía fue muy elogiada por utilizar los F16 que le suministramos
para bombardear Serbia, exactamente como lo había estado haciendo
con los mismos aviones contra su propia población, hasta el momento
en que finalmente logró aplastar el terror interno como lo llamaban.
La coalición
Todo esto es bastante impresionante, y tiene que ver con
la coalición que está siendo organizada para librar la guerra
contra el terror. Y es muy interesante ver cómo se está describiendo
dicha coalición. Así que echemos una mirada al Christian
Science Monitor del 18 de octubre. Es un buen periódico. Uno
de los mejores periódicos internacionales con una verdadera cobertura
mundial. El principal artículo, el de la portada, es sobre todo
cómo a la gente no le gustaba Estados Unidos, pero ahora están
comenzando a respetarlo, y están muy contentos con la forma en la
que EE.UU. está conduciendo la guerra contra el terror. Y el primer
ejemplo, en realidad el único ejemplo serio (los otros son un chiste)
es Argelia. Resulta que Argelia siente mucho entusiasmo por la guerra de
EE.UU. contra el terror. La persona que escribió el artículo
es un experto en África. Debe saber que Argelia es uno de los Estados
terroristas más sanguinarios del mundo, y que ha estado aplicando
un terror horrendo contra su propia población durante los últimos
años. Durante un tiempo, el hecho fue mantenido en secreto. Pero
fue finalmente denunciado en Francia por desertores del ejército
argelino. Lo sabe todo el mundo en Francia, en Inglaterra, y en otros países.
Pero aquí, aquí estamos muy orgullosos porque uno de los
peores Estados terroristas del mundo saluda ahora con entusiasmo la guerra
de EE.UU. contra el terror.
Y si se considera la coalición que está
siendo formada contra el terror, vemos mucho más. Un miembro destacado
de la coalición es Rusia, contenta de que EE.UU. apoye su guerra
terrorista asesina en Chechenia en lugar de criticarla de vez en cuando
desde las bambalinas. China se une con entusiasmo. Está contenta
de conseguir apoyo para las atrocidades que está cometiendo en la
zona occidental contra lo que califica como secesionistas musulmanes. Turquía,
como acabo de mencionar, está feliz con la guerra contra el terror.
Son expertos. Argelia e Indonesia, deleitados de tener aún más
apoyo estadounidense para las atrocidades que está realizando en
Aceh y en otros sitios. Ahora bien, podemos repasar toda la lista, la lista
de los Estados que se han unido a la coalición contra el terror
es bastante impresionante. Tienen una característica común.
Están, ciertamente, entre los principales Estados terroristas del
mundo. Y son dirigidos por el campeón mundial.
Esto nos hace retornar a la pregunta, ¿qué
es el terrorismo? Hay algunas respuestas fáciles. Hay una definición
oficial. Se puede encontrar en, los códigos o en los manuales del
ejército de EE.UU. Una breve elucidación tomada de estos
es bastante adecuada, y es que terror es el uso calculado de la violencia
o de la amenaza de violencia para lograr objetivos políticos o religiosos
a través de la intimidación, la coerción, o la provocación
de miedo. Eso es terrorismo. Es una definición bastante justa. Creo
que sería razonable aceptarla. El problema es que no puede ser aceptada,
porque si lo fuera, originaría una serie de consecuencias erróneas.
Por ejemplo, todas las consecuencias que acabo de mencionar. Hay ahora
mismo un importante esfuerzo en la ONU para tratar de desarrollar un exhaustivo
tratado sobre el terrorismo.
Pero hay un problema. Si se utiliza la definición
oficial de terrorismo en el exhaustivo Tratado, se va a llegar a resultados
desacertados. No se puede proceder así. La realidad es peor todavía.
Si se lanza un vistazo a la definición de Guerra de Baja Intensidad,
que es una política oficial de EE.UU., se ve que es una paráfrasis
muy próxima de lo que acabo de leer. En realidad, un Conflicto de
Baja Intensidad es simplemente otro nombre para el terrorismo. Es el motivo
por el cual todos los países (que yo sepa) llaman a todo acto horrendo
que cometen, contra-terrorismo. Sucede que nosotros lo llamamos contra-insurgencia
o Conflicto de Baja Intensidad. Así que hay un problema serio. No
podemos utilizar la verdadera definición. Tenemos que encontrar
cuidadosamente una definición que no lleve a consecuencias indeseadas.
¿Por qué votaron EE.UU. e Israel contra
una resolución importante condenando el terrorismo?
Hay algunos problemas adicionales. Algunos se presentaron
en diciembre de 1987. La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó
una resolución muy enérgica contra el terrorismo, condenando
la plaga en términos muy firmes, llamando a todos los Estados a
combatirla por todos los medios. Fue aprobada casi por unanimidad. Un país,
Honduras, se abstuvo. Dos votos en contra, los dos de costumbre, EE.UU.
e Israel. ¿Por qué iban a vota EE.UU. e Israel contra una
importante resolución condenando enérgicamente el terrorismo,
en realidad utilizando en gran parte los mismos términos que estaban
siendo usados por la administración Reagan? Hay una razón,
se trata de un párrafo en esa extensa resolución que dice
que nada en la misma cuestiona los derechos de los pueblos que luchan contra
regímenes racistas y colonialistas o contra la ocupación
militar extranjera en su derecho a continuar en su resistencia con la ayuda
de otros (otros Estados, Estados extranjeros) en su justa causa. De modo
que EE.UU. e Israel no pueden aceptar algo semejante. La razón principal
por la que no lo podían permitir en esa época era África
del Sur, que era un aliado, calificado así oficialmente. Había
una fuerza terrorista en África del Sur, se llamaba el Congreso
Nacional Africano. Oficialmente, constituía una fuerza terrorista.
África del Sur, al contrario, era un aliado y, evidentemente, no
podíamos apoyar las acciones de un grupo terrorista que luchaba
contra un régimen racista. Sería algo imposible.
Y lógicamente hay otro caso. Es el de los territorios
ocupados por Israel, desde hace 35 años. Apoyado sobre todo por
EE.UU para impedir una solución diplomática desde hace tres
décadas. En esa época había otro motivo. Israel estaba
ocupando el sur de Líbano y encontraban la resistencia de lo que
EE.UU. llama una fuerza terrorista, Hizbulá, que finalmente logró
expulsar a Israel de Líbano. Y no podemos permitirle a nadie que
luche contra una ocupación militar, cuando la apoyamos, y por eso
EE.UU. e Israel tuvieron que votar contra la principal resolución
de la ONU contra el terrorismo. Como dije antes, un voto de EE.UU. en contra...
es esencialmente un veto. Lo que representa sólo la mitad del cuento.
También es un veto que la excluye de la historia. Así que
nada de todo esto fue publicado, y nada de esto ha aparecido en los anales
del terrorismo. Si uno revisa los trabajos más eruditos sobre el
terrorismo, no ve nada de lo que acabo de mencionar. La razón es
que los que tienen los fusiles no son los que se quisiera. Hay que afinar
cuidadosamente las definiciones y la erudición, para llegar a las
conclusiones correctas; de otra manera no puede haber una erudición
respetable y un periodismo honorable. Éste es el tipo de problemas
que impiden el esfuerzo por desarrollar un Tratado exhaustivo contra el
terrorismo.
4. ¿Cuáles son los orígenes del
crimen del 11 de septiembre?
Finalmente, ¿cuáles son los orígenes
de los crímenes del 11 de septiembre? Aquí tenemos que hacer
una distinción entre dos categorías, que no debieran confundirse.
Una se refiere a los agentes directos del crimen, la otra es una especie
de reserva, sobre la, por lo menos simpatía (a veces apoyo), que
han podido provocar incluso entre gente que se opone fuertemente a los
criminales y a sus acciones. Y éstas son dos cosas muy diferentes.
Bien, con respecto a los perpetradores, en cierto modo
no los tenemos realmente muy claros ya que EE.UU. o no puede o no quiere
presentar ninguna prueba que tenga sentido. Hubo una especie de representación
teatral hace una o dos semanas, en la que se había previsto que
Tony Blair fuera el protagonista. No sé exactamente cuál
era el propósito del asunto. Tal vez era para que EE.UU. apareciera
como si estuviera reteniendo alguna evidencia que no podía revelar,
o para que Tony Blair pudiera representarla con algunas poses churchillianas
o algo así. Sean cuales fueren las razones de aquellas "relaciones
públicas", hizo una representación que en círculos
serios fue considerada tan absurda que apenas fue mencionada. Por ejemplo
en el Wall Street Journal (uno de los periódicos más
serios) hubo un pequeño artículo en la página 12 (creo)
en el que señalaban que no hubo muchas pruebas y luego citaron a
algún alto funcionario estadounidense diciendo que no importaba
si había alguna prueba, porque lo iban a hacer de todas maneras.
¿Así que para qué preocuparse por las pruebas? La
prensa más ideológica, como el New York Times y otros,
tuvieron grandes titulares en primera página. Pero la reacción
del Wall Street Journal fue razonable y si se consideran las llamadas
pruebas, se ve por qué. Pero supongamos que fuera cierto que las
había. Me sorprende cuán débiles eran. De alguna manera
pienso que se podría hacer algo mejor sin ningún servicio
de inteligencia. En realidad, recuerden que esto sucedió después
de semanas de la investigación más intensiva en la historia
de todos los servicios de inteligencia del mundo occidental, trabajando
horas extra, tratando de juntar algo. Y se trataba de un caso de presunciones
de hecho, un caso muy sólido incluso antes de que se tuviera algo.
Y terminó más o menos donde comenzó, con un caso de
presunciones de hecho. Así que supongamos que es verdad. Supongamos
que, lo que parecía obvio el primer día, aún lo sigue
siendo, que los verdaderos perpetradores, venían de las redes islámicas
radicales, llamadas aquí, fundamentalistas, de las que la red de
Bin Laden es, sin duda, parte importante. Si estaban implicadas o no, nadie
lo sabe. En realidad no tiene gran importancia.
Antecedentes
¿De dónde vinieron esas redes? Sabemos todo
al respecto. Nadie sabe eso mejor que la CIA, porque ayudó a organizarlas
y las amamantó durante mucho tiempo. Efectivamente, la CIA y sus
asociados de otras partes: Pakistán, Gran Bretaña, Francia,
Arabia Saudita, Egipto, China, los reunieron en los años 80. La
idea era tratar de hostigar a los rusos, el enemigo común. Según
el Consejero de Seguridad Nacional del presidente Carter, Zbigniew Brzezinski,
EE.UU. comenzó a participar a mediados de 1979. Hay que recordarlo
para tener claras las fechas. Rusia invadió Afganistán en
diciembre de 1979. Es decir, según Brzezinski, el apoyo de EE.UU.
a los muyahidin que combatían al gobierno comenzó 6 meses
antes. Está muy orgulloso de ello. Dice que atrajimos a los rusos
a (son sus palabras) la trampa afgana, apoyando a los muyahidin, metiéndolos
a invadir, introduciéndolos en la trampa. Logramos desarrollar ese
increíble ejército mercenario. Nada insignificante, tal vez
unos 100.000 hombres o algo así, juntando a los mejores asesinos
que logramos encontrar, fanáticos islamistas radicales de África
del Norte, Arabia Saudí, de dondequiera que pudiéramos encontrarlos.
A menudo los llamaban los afganis, porque muchos de ellos, como
Bin Laden, no eran afganos. Fueron traídos por la CIA y sus amigos
de otras partes. No sé si Brzezinski dice la verdad o no. Puede
haber estado presumiendo porque, evidentemente, está muy orgulloso
del asunto a pesar de las consecuencias. Pero tal vez sea cierto. Algún
día lo sabremos si alguna vez se publican los documentos. De todas
maneras, es su percepción. En enero de 1980 ya no cabía duda
alguna de que EE.UU. estaba organizando a los afganis y a esa masiva
fuerza militar para tratar de causar el máximo de problemas a los
rusos. Era legítimo que los afganos combatieran contra la invasión
rusa. Pero la intervención de EE.UU. no estaba ayudando a los afganos.
En realidad, ayudó mucho más a destruir el país. Los
así llamados afganis, se salieron con la suya... obligaron
a los rusos a retirarse, finalmente. Aunque muchos analistas creen que
probablemente retardaron su retirada, porque estaban buscando la manera
de irse. De todas maneras, como sea, se retiraron.
Mientras tanto, las fuerzas terroristas que la CIA estaba
organizando, armando, y entrenando, continuaron de inmediato con su propia
agenda. No era nada secreto. Uno de sus primeros actos fue en 1981, cuando
asesinaron al presidente de Egipto, que fue uno de los más entusiastas
de sus creadores. En 1983, otro ataque suicida, que puede o no haber estado
conectado con ellos, es bastante oscuro, nadie lo sabe. Pero fue un atacante
suicida quien hizo salir a los militares estadounidenses de Líbano.
Y la cosa continuó. Tienen su propia agenda. EE.UU. logró
movilizarlos para que combatieran por su causa, pero mientras tanto estaban
haciendo lo suyo. Sabían muy bien adónde iban. Después
de 1989, cuando los rusos se habían retirado, simplemente se volcaron
en otras direcciones. Desde entonces han estado luchando en Chechenia,
China Occidental, Bosnia, Cachemira, el Sudeste Asiático, Africa
del norte, por todas partes.
Nos dicen exactamente lo que piensan
Estados Unidos quiere silenciar el único canal
de televisión libre en el mundo árabe, porque está
emitiendo toda una gama de cosas desde Powell a Osama Bin Laden. Así
que EE.UU. se está uniendo ahora a los regímenes represivos
del mundo árabe para tratar de clausurarlo. Pero vale la pena escuchar
lo que dice Bin Laden. Hay numerosas entrevistas realizadas por importantes
reporteros occidentales, si no se quiere escuchar su propia voz, Robert
Fisk, entre otros. Y lo que ha estado diciendo es bastante consecuente,
desde hace tiempo. No es el único, pero tal vez sea el más
elocuente. No ha sido sólo consecuente desde hace tiempo, también
es consecuente con sus acciones. Hay todas las razones del mundo para tomarlo
en serio. Sus enemigos principales son lo que llaman los regímenes
autoritarios, corruptos y opresivos, del mundo árabe, y cuando dice
eso, tiene bastante resonancia en toda la región. También
quieren reemplazarlos por auténticos gobiernos islamistas. Y ahí
es donde pierden el apoyo de la gente de la región. Pero hasta ese
momento, los apoyan. Desde su punto de vista, incluso Arabia Saudí,
el Estado más extremadamente fundamentalista del mundo (aparte de
los talibán, que son un vástago suyo), tampoco les es suficientemente
islamista a sus ojos. Cuando llegan a ese punto, reciben poco apoyo, pero
hasta ese punto, lo tienen y mucho. También quieren defender a los
musulmanes en todas partes. Odian a los rusos como si fueran veneno, pero
en cuanto los rusos se retiraron de Afganistán, dejaron de realizar
actos terroristas en Rusia, como los que habían hecho con el respaldo
de la CIA antes dentro de Rusia y no sólo en Afganistán.
Se trasladaron a Chechenia. Pero allí están defendiendo a
los musulmanes contra una invasión rusa. Lo mismo en todos los otros
lugares que he mencionado. Desde su punto de vista, están defendiendo
a los musulmanes contra los infieles. Eso lo tienen muy claro y es lo que
han estado haciendo.
¿Por qué se situaron contra Estados Unidos?
Eso tuvo que ver con lo que califican de invasión de Arabia Saudí.
En 1990, EE.UU. estableció bases militares permanentes en Arabia
Saudí, lo que desde su punto de vista es comparable con la invasión
rusa de Afganistán, con la excepción de que Arabia Saudí
es mucho más importante. Allí se encuentran los lugares más
sagrados del Islam. Y ése es el motivo por el cual sus actividades
se volvieron contra EE.UU. Como recordarán, en 1993 trataron de
hacer volar el World Trade Center. Lo lograron en parte, pero no completamente,
y eso fue sólo una parte. Querían volar el edificio de la
ONU, los túneles Holland y Lincoln, el edificio del 17131. Creo
que la lista era más larga. Lograron una parte, pero no todo. Una
persona está en la cárcel por ello, entre todos los que fueron
encarcelados, es un clérigo egipcio que había entrado a EE.UU.
a pesar de las objeciones del Servicio de Inmigración, gracias a
la intervención de la CIA que quería ayudar a su amigo.
¿Cuál es la base de apoyo?
No es difícil descubrir en qué consiste.
Una de las cosas buenas que han ocurrido desde el 11 de septiembre es que
parte de la prensa ha comenzado a revelar algunas de estas cosas. El mejor,
que yo sepa, es el Wall Street Journal que comenzó de inmediato,
a publicar informes serios, investigando informes serios, sobre las razones
por las que la gente de la región, aunque odia a Bin Laden y a pesar
de todo lo que está haciendo, lo sigue apoyando en muchos sentidos,
e incluso lo considera como la conciencia de Islam, como dijo alguien.
Ahora bien, el Wall Street Journal y otros, no auscultan la opinión
pública. Están auscultando la opinión de sus amigos:
banqueros, profesionales, abogados internacionales, empresarios ligados
a Estados Unidos. Y sus actitudes son muy explícitas y muy claras,
y de muchas maneras concordantes con el mensaje de Bin Laden y otros. Están
furiosos con Estados Unidos por su apoyo a regímenes autoritarios
y brutales; su intervención para bloquear cualquier tendencia hacia
la democracia; su intervención para detener el desarrollo económico;
sus políticas de devastación de la sociedad civil de Irak,
mientras fortalecen a Sadam Hussein; y recuerdan, aunque allí se
prefiera no hacerlo, que Estados Unidos y Gran Bretaña apoyaron
a Sadam Hussein durante sus peores atrocidades, incluyendo la utilización
de gases letales para asesinar a los kurdos. Y desde luego, su apoyo económico,
militar y diplomático para posibilitar esa ocupación, y sigue
haciéndolo. Y lo saben, y no les gusta. Especialmente cuando va
combinado con la política de EE.UU. hacia Irak, hacia la sociedad
civil iraquí que está siendo destruida. Esas son básicamente
las razones, la gente lo reconoce y lo apoya.
Esa no es la manera como la gente en Estados Unidos quiere
ver las cosas, sobre todo por los liberales de izquierda. No he hecho un
verdadero estudio, pero pienso que la opinión de derecha ha sido,
generalmente, más honesta. Pero si uno considera, por ejemplo, el
New
York Times, en la primera columna de opinión que publicaron,
de Ronald Steel, un intelectual liberal serio de izquierda. Se preguntan
¿Por qué nos odian? Fue el mismo día, creo, en que
el Wall Street Journal publicó la encuesta sobre por qué
nos odian.
Decía "Nos odian porque abogamos por un nuevo orden
mundial de capitalismo, individualismo, secularismo, y democracia, que
debiera ser la norma por todas partes". (Por eso nos odian). El mismo día,
el Wall Street Journal pasa revista a las opiniones de banqueros,
profesionales, abogados internacionales y dicen "miren, los odiamos porque
ustedes están bloqueando la democracia, ustedes están impidiendo
el desarrollo económico, ustedes están apoyando regímenes
brutales, regímenes terroristas y ustedes están cometiendo
cosas horribles en la región". Un par de días más
tarde, Anthony Lewis, considerado a la izquierda, explicó que el
terrorista sólo busca el "nihilismo apocalíptico", nada más
y no importa qué es lo que hagamos, no importa. La única
consecuencia de nuestras acciones, dice, que podría ser dañina,
es que podría dificultar el que los árabes se unan al esfuerzo
de la coalición contra el terrorismo. Pero fuera de eso, todo lo
que hagamos es irrelevante.
Bueno, ya saben, es por lo menos algo reconfortante. Hace
que nos sintamos bien, y que nos digamos lo maravillosos que somos. Posibilita
que evadamos las consecuencias de nuestras acciones. Pero tiene un par
de defectos, uno es que no tiene nada que ver con todo lo que sabemos.
Y otro defecto es que es la manera perfecta de asegurarse de que escalemos
el ciclo de la violencia. Si uno quiere vivir con los ojos cerrados y pretender
que nos odian porque se oponen a la globalización, ése sería
el motivo por el que asesinaron a Sadat hace 20 años, o por el que
combatieron contra los rusos, por el que trataron de volar el World Trade
Center en 1993.
5. ¿Cuáles son las opciones políticas?
Una fuente que no se pude considerar "radical extremista",
el Vaticano, dijo de inmediato, miren, se trata de un horrible crimen terrorista.
En el caso de un crimen, uno trata de encontrar a los perpetradores, los
presenta a la justicia, los juzga. No se mata a civiles inocentes. Es como
si alguien roba en mi casa y pienso que el que lo hizo vive en el vecindario
al otro lado de la calle. No salgo con un fusil de asalto a matar a todos
en ese vecindario. No es la forma como se enfrenta el crimen, sea un crimen
pequeño o uno realmente masivo como el de la guerra terrorista de
EE.UU. contra Nicaragua.
Cuando el IRA colocó bombas en Londres, se trató
de un asunto bastante serio. Gran Bretaña podría, (fuera
del hecho de que no era factible, dejemos eso de lado) haber dado una posible
respuesta, bombardeando Boston que ha sido la fuente de la mayor parte
de la financiación [del IRA]. Y desde luego arrasando Belfast occidental.
Ahora bien, fuera de la factibilidad, hubiera sido una idiotez criminal.
Más o menos lo que hicieron fue buscar a los perpetradores, juzgarlos,
y buscar los motivos.
Pero eso presenta problemas. Un problema es que Estados
Unidos no reconoce la jurisdicción de algunas instituciones internacionales.
Así que no podemos recurrir a ellas. Ha rechazado la jurisdicción
del Tribunal Internacional de Justicia. Se ha negado a ratificar el Tribunal
Penal Internacional. Es suficientemente poderoso para establecer un nuevo
tribunal, si quiere hacerlo, que no interfiera en ninguna cosa. Pero hay
problemas con cualquier tipo de tribunal: sobre todo que se requieren alguna
clase de pruebas. (No a Tony Blair hablando por televisión).
Puede ser que la gente que lo hizo, se mató. Nadie
lo sabe mejor que la CIA. Son redes descentralizadas, no jerárquicas.
Siguen un principio que es llamado Resistencia sin Dirigentes. Es el principio
que fue desarrollado por los terroristas de la ultraderecha Cristiana en
EE.UU.. Se llama Resistencia sin Dirigentes. Son pequeños grupos
que hacen cosas. No hablan con nadie más. Hay una especie de antecedentes
generales de suposiciones, y la cosa se hace. En realidad, la gente en
el movimiento contra la guerra está bastante familiarizada con el
tema. Solíamos llamarlos grupos de afinidad. Si uno supone correctamente
que el grupo que sea al que uno pertenece está siendo infiltrado
por el FBI, cuando algo serio está sucediendo, no se deciden las
cosas en una reunión. Se hacen con alguna gente que uno conoce y
en la que confía, un grupo de afinidad, y entonces no hay infiltrados.
Es una de las razones por las que el FBI nunca pudo descubrir lo que sucedía
en ninguno de los movimientos populares. Y lo mismo vale para otras agencias
de inteligencia. No pueden. Eso es resistencia sin dirigentes en grupos
de afinidad, y las redes descentralizadas son muy difíciles de infiltrar.
Y es muy posible que simplemente no sepan más. Cuando Osama Bin
Laden pretende que no estuvo implicado, es muy posible que así sea.
En realidad, es bastante difícil de imaginar cómo un individuo
en una cueva en Afganistán, que ni siquiera tiene una radio o un
teléfono, pueda haber planificado una operación altamente
sofisticada. Lo probable es que forme parte del fondo. Como en otros grupos
terroristas de resistencia sin dirigentes. Lo que significa que va a ser
extremadamente difícil encontrar evidencias.
Y EE.UU. no quiere presentar pruebas porque quiere poder
actuar sin tenerlas. Es la parte crucial de nuestra reacción. Nótese
que EE.UU. no pidió la autorización del Consejo de Seguridad,
que probablemente habría atendido en este caso, no por hermosas
razones, sino porque los otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad
también son Estados terroristas. Están contentos con unirse
a una coalición contra lo que llaman el terror, concretamente en
apoyo de su propio terror. Como Rusia que no iba a vetarlo, están
felices. Así que EE.UU. probablemente habría obtenido la
autorización del Consejo de Seguridad, pero no la quería.
No nos preocupa la negociación. No nos preocupan los tratados. Somos
los más fuertes, hacemos lo que nos da la gana.
Y tiene sentido. Y generalmente funciona. El principal
historiador que ha escrito sobre esto en los últimos años
es Charles Tilly en un libro llamado Coerción, Capital y los
Estados Europeos. Señala que la violencia ha sido el principio
fundamental de Europa durante siglos y la razón es que funciona.
Casi siempre funciona, si se tiene un predominio abrumador de la violencia
y una cultura de la violencia que lo respalde. Por ello tiene sentido seguirla.
Todos los problemas que surgen cuando se siguen caminos legales. Y si usted
tratara de seguirlos, abriría verdaderamente algunas puertas muy
peligrosas. Como EE.UU. exigiendo que los talibán entreguen a Osama
Bin Laden. Y responden, de una manera que se considera como totalmente
absurda y extravagante en Occidente, diciendo: "de acuerdo, pero primero
dennos algunas pruebas". En Occidente, eso se considera absurdo. Es un
signo de su criminalidad. ¿Cómo pueden pedir pruebas? Si
alguien nos pidiera que entregáramos a alguien lo haríamos
mañana mismo. No pediríamos ninguna prueba. No tenemos que
inventar casos. Por ejemplo, en los últimos años, Haití
ha estado solicitando a Estados Unidos que extradite a Emmanuel Constant.
Es un asesino importante. Es una de los principales implicados en la matanza
de unas 4000 o 5000 personas a mediados de los años noventa, bajo
la junta militar, que casualmente estaba siendo apoyada, no muy tácitamente,
por las administraciones Bush y Clinton, contrariamente a lo que se pregonaba.
En todo caso, es un asesino importante. Tienen muchas pruebas. No hay problemas
de pruebas. Ya ha sido juzgado y condenado en Haití y están
pidiendo a Estados Unidos que lo entregue. En realidad Haití renovó
la petición hace un par de semanas. Ni siquiera fue mencionado el
asunto. ¿Por qué íbamos a entregar a un asesino convicto
que fue responsable en gran parte por el asesinato de 4000 o 5000 personas
hace un par de años? En realidad, si lo entregáramos, quién
sabe lo que diría. Tal vez diría que estaba siendo financiado
y ayudado por la CIA, lo que probablemente es cierto. No queremos abrir
esa puerta, y puede conducirnos en direcciones muy desagradables.
Denominaciones
La retórica inicial hablaba de un ataque masivo
que mataría visiblemente a mucha gente y también de un ataque
contra otros países en la región. Bien, la administración
Bush se apartó sabiamente de esa idea. Todos los dirigentes extranjeros,
la OTAN, todos los demás, todos los especialistas, supongo también
sus propias agencias de inteligencia, les podían decir que sería
la cosa más estúpida que podrían hacer. Simplemente
sería como si abrieran oficinas de reclutamiento para Bin Laden
en toda la región. Es exactamente lo que quiere. Y sería
extremadamente dañino para sus propios intereses. Así que
se apartaron de esa idea. Y se están volviendo hacia lo que describí
antes, que es una especie de genocidio silencioso.
Una proposición sensata podría ser considerada,
planteando que haya una iniciativa de la ONU que reúna a afganos
expatriados o a supuestos dirigentes tribales del interior, que mantendría
totalmente fuera del asunto a los rusos y los estadounidenses. Son los
dos países que han prácticamente borrado al país del
mapa en los últimos 20 años. Debieran permanecer fuera del
asunto. Debieran pagar masivas reparaciones. Pero sería éste
su único papel. Una iniciativa de la ONU para reunir a elementos
del interior de Afganistán que podría tratar de construir
algo sobre las ruinas. Es concebible que funcionaría, con mucho
apoyo y ninguna interferencia.
Recordarán que al comienzo iba a ser una Cruzada,
pero dejaron eso de lado porque los agentes de relaciones públicas
les dijeron que eso no funcionaría. Y después iba a ser "Infinite
Justicie", Justicia Infinita, pero los agentes de relaciones públicas
les dijeron, esperen un momento, ustedes hablan como si fueran una divinidad.
Así que no funcionaría. Y entonces lo cambiaron a "Enduring
Freedom", Libertad Duradera. Sabemos lo que significa. Pero nadie ha señalado
hasta ahora, por suerte, que eso contiene una ambigüedad. [Endure
= durar en inglés también significa soportar, aguantar dolor
o sufrimiento, N.d.T.] Endure implica sufrir. Y hay mucha gente en el mundo
que han sufrido lo que llamamos libertad.
Si queremos reducir el nivel del terror y no escalarlo,
hay un camino fácil para lograrlo y que sin embargo no se discute
nunca: es dejar de participar en el terror. Eso reduciría automáticamente
el nivel del terror.
Fuera de eso, debiéramos repensar el tipo de políticas,
y la de Afganistán no es la única, con las que organizamos
y entrenamos a ejércitos terroristas. Tienen consecuencias. Estamos
viendo algunas de esas consecuencias ahora. Un caso es el 11 de septiembre.
Repiénsenlo.
El texto recoge lo esencial de la intervención
de Noam Chomsky en el Foro de Tecnología y Cultura en MIT el pasado
18 de octubre, y ha sido cedido directamente por el autor a la edición
española de Le Monde diplomatique
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