CULTURA PARA LA ESPERANZA número 46. Invierno 2002.
SENGHOR: SABIO, POETA, POLÍTICO
Léopold Sedar Senghor murió el 20 de diciembre de 2001 . Tenía 95 años. Poeta y primer presidente de Senegal, Senghor ha sido uno de los políticos africanos más respetados y coherentes y el mejor poeta africano en lengua francesa. Fundó con Aimé Césaire el movimiento de la negritud, que dio un gran impulso al renacimiento de la cultura negroafricana.
Senghor nació en Joal (Senegal) el 9 de octubre de 1906. Su padre era serere y su madre malinké con parentesco tuculer. Pasó su infancia en Djilor en compañía de sus numerosos hermanos y hermanas, en medio de una opulencia que le hizo descubrir el privilegio de pertenecer a una familia acomodada y, al mismo tiempo, tomar conciencia de la desigualdad social en su país, colonizado por Francia. Su padre era católico como la mayoría de los serere y lo matriculó en la escuela libre de N´Gazoli, regentada por los Misioneros del Espíritu Santo. Prosiguió sus estudios en Dakar, primero como seminarista en el colegio Libermann de los mismos misioneros, y más tarde –abandonado el seminario- en el liceo Van Vollenhoven. Obtuvo una beca para estudiar en París y en 1931 se licenció en letras por La Sorbona. En 1934 fundó con otros estudiantes la revista El Estudiante Negro. En 1935 obtuvo el máximo grado universitario francés: la agrégation, en Lengua Francesa y Clásicas. Enseñó durante tres años como catedrático titular en Francia, al tiempo que empezó a escribir poesía y se convirtió en uno de los grandes poetas negros de todos los tiempos.
Senghor, como los poetas de la negritud, canta a África, a su naturaleza, a las tradiciones, a la mujer africana. El gran mérito de esta poesía radica en un redescubrimiento orgulloso del pasado y de la identidad cultural. Senghor no se refugia en un folclorismo más o menos oportuno. Como buen intelectual y profundo conocedor de todas las culturas, mira a su país todavía colonizado, pero al mismo tiempo contempla el mundo que le rodea, para encontrar una respuesta que colme las aspiraciones del ser humano por encima de etiquetas, razas y pareceres. Por la calidad literaria de su obra, Senghor fue propuesto en varias ocasiones para el Premio Nobel de Literatura. No se lo otorgaron, pero en 1983 fue elegido miembro de la Academia Francesa.
Senghor ha sido el difusor de la negritud, el que le ha dado contenido, el que la ha asumido como valor y patrimonio. El movimiento de la negritud jugó un papel decisivo incluso para la emancipación política de los pueblos africanos. Como el panafricanismo o pannegrismo, fue el que aglutinó las aspiraciones sociopolíticas a principios de siglo, la negritud fomentó el aliento cultural. Para Senghor, la negritud no era una exaltación racial, ni un narcisismo, para él "la negritud es, objetivamente, el conjunto de valores de la civilización del mundo negro... Una cierta visión del mundo y cierta manera concreta de vivir en este mundo... Un ser negro y un pensar negro, una visión original del mundo, lo que los alemanes llaman una Weltanschauung".
En 1960, Senghor fue elegido primer presidente del Senegal independiente. Como presidente de Senegal, fue uno de los padres fundadores de la OUA (Organización para la Unidad Africana), en mayo de 1963. Como la mayoría de los dirigentes africanos, fundó un partido único, la Unión del Pueblo Senegalés, cuando se creía que este sistema político serviría para generar en los distintos pueblos un sentido de pertenencia a una sola nación. Pero mientras la mayoría de los dirigentes africanos, se sirvieron del partido único para endiosarse y degenerar en dictaduras aborrecibles, Senghor tuvo muy claro que era una etapa quizá necesaria pero no decisiva, ni mucho menos definitiva. Por eso dio dos pasos hasta entonces inéditos en Africa. El primero, la instauración en 1976 del sistema de partidos políticos, cuando todavía faltaban 13 años para la caída del Muro de Berlín. El segundo paso fue la retirada voluntaria de la política, en 1980. Con gran sentido de anticipación, supo retirarse a tiempo para dar paso a otras personas más jóvenes que él.
Desde su retirada a Verson (Francia), Senghor se dedicó a dar conferencias y a publicar algunos ensayos, en los que destila un gran sentido de apertura al mundo moderno. Difundió aún más sus dos grandes aportaciones al siglo XX: mestizaje y civilización de lo universal. Como humanista convencido, Senghor abogó siempre por una civilización de lo universal, que servirá para hacer la tierra más habitable durante los años venideros. Este talante de apertura es, sin duda, lo que valoró el Vaticano para nombrarle Miembro del Consejo Pontificio para la Cultura, junto a otros intelectuales. Senghor declaró al ser nombrado: "La finalidad del organismo la sugiere su título. Se trata de alimentar activamente una concepción religiosa y católica de la cultura. Por tanto, de construir una cultura que sea la simbiosis de todos los valores y culturas de nuestro planeta. Pienso aportar una concepción africana del cristianismo, una concepción dinámica que hace de la religión la fuerza vital para animar, es decir, espiritualizar el mundo, estableciendo una especie de escala de Jacob, escala de las fuerzas, desde el grano de arena hasta Dios. Porque, como dice la metafísica negroafricana, Dios tiene necesidad de los hombres".
(Extracto de Mundo Negro. N. 459. Enero 2002)